jueves, 30 de julio de 2009

Obra plástica de Alessandro Bavari

Birsa, Re di Gomorra, guarda il proprio destino, ALESSANDRO BAVARI
Fotografia - 90,5 x 66 cm (2000)

Alessandro Bavari (1963) es pintor, grabador y fotomontador originario de Latina, pueblo costero al sur de Roma. Desde joven se fascinó con la historia del arte y comenzó a armar fotomontajes. A partir de 1993 incorporó a su trabajo artístico la manipulación digital de fotografías. Cuerpos, paisajes, flora y fauna, arquitectura, objetos, fósiles: materias primas con las que construye mundos que parecieran emanar de la pintura europea de los siglos XIV y XV.

martes, 28 de julio de 2009

Cita con George Best


En 1969 dejé las mujeres y el alcohol; fueron los peores 20 minutos de mi vida.

domingo, 26 de julio de 2009

Unas palabras para "Calor"

El poemario Calor, de Manuel Vilas, sigue de candente (y perdón por el juego de palabras) actualidad. Visto que, después de más de un año, los suplementos culturales siguen reseñándolo (Babelia, por ejemplo, se ha hecho de rogar y ha publicado su reseña este mismo mes) y visto que también el calor veraniego, bochornoso, infernal, está en pleno apogeo, no me resisto a poner aquí algunas de las palabras de presentación que tuve para el libro hace más de un año en la librería Cálamo de Zaragoza. Que ustedes lo suden bien.



Me resulta algo inoportuno intentar hablar de Calor (un libro que tiene la virtud meditada del exceso) con palabras muy moderadas. Así que por qué hacerlo. Lo mismo que los seísmos tienen sus réplicas, también los excesos piden una nueva escalada de excesos y ya sabemos que caminar por ellos conduce al palacio de la sabiduría, como aseguraba William Blake.

Calor es un libro que ha de leerse bien provisto de guantes de amianto. Es un libro que quema entre las manos, que devora y desintegra los libros vecinos de las estanterías.

Calor es el libro que inició, hace varios miles de años, el incendio de la fastuosa biblioteca de Alejandría. Fue el primer libro que sufrió de combustión espontánea en los tiempos de la Santa Inquisición española. Es la Biblia apóstata que alguien dejó olvidada una noche hace unos años en una oficina incendiada del Edificio Windsor en Madrid.

Imagino a Manuel Vilas en su casa del barrio Actur de Zaragoza, invadido por la lúcida locura del verano, escribiendo a bolígrafo, con un bolígrafo al que le hierve la tinta. Un bolígrafo que dirige hacia o contra los hombres y las cosas de los hombres y que realmente no es un bolígrafo, sino un termómetro que mide la temperatura terrorífica del mundo. 45º grados de fiebre, y subiendo. Un mundo enfermo en el que los ideales clásicos de bondad, belleza y verdad están en franca crisis, cotizando a la baja. Un cierto feísmo estético ha ensanchado el campo expresivo de la poesía. Y la suciedad, como todos sabemos, es más cálida, más ácrata y más humana que el orden, frío, déspota y aséptico.

Aunque fronterizo al desaliento, Calor es un libro lleno de vida, que nos recarga las pilas. Un libro que en su propuesta se sitúa a años luz de esa otra lírica española, rancia y marmórea, empeñada en no erigir poemas habitables para todos sino mausoleos cerrados para nadie. España ha sido (y es) un país literariamente muy conservador.

Vilas escribe una poesía atrozmente actual, libre y catártica, impetuosamente humana aun a pesar del mundo deshumanizado en el que se inscribe. Una poesía más suburbial, más poligonoindustrial que urbana. Pero es también una poesía democrática en el sentido de que es una poesía para todos, que no está escrita para una élite de críticos custodios de un hermético código de símbolos, ni dirigida a catedráticos depositarios de las contraseñas semióticas necesarias para entrar en una supuesta verdad.

En los últimos libros de Vilas, a partir de El cielo, creo ver algo en sus poemas que me a mí gusta llamar “consumismo místico”. Aquí, las nuevas catedrales de este paganismo nuevo son Carrefour, Hipercor, Eroski, Ikea. El homo viator de este siglo XXI viaja, hace turismo o simplemente se despeña por este valle de lágrimas a bordo de un Renault, un Opel o un Peugeot. Rezamos a Santo Samsung, a San Carrier, a San Fujitsu para que los vientos nos sean propicios y nos hagan más llevadero el infierno (“Aire Nuestro”, título que remite a Jorge Guillén, se llama un poema del libro que en realidad es un padrenuestro pagano).

La vida de un hombre es la vida neumática de todos sus coches, la existencia doméstica de todos sus aparatos de aire acondicionado. Todo son marcas (y materialismo y dinero para quemar) porque el mundo es un enorme escaparate a escala natural. Y una de las virtudes de este libro es que ese escaparate descomunal cabe en apenas 60 páginas.

Internet y televisión nos acercan a dos palmos de los ojos los grandes fastos nacionales, el cambio climático, los desastres del Sida, las guerras y el dolor ajeno. La realidad, se nos dice, tiene una resolución de cinco millones de megapixels. Somos carne de píxel, queramos o no.

El poema en prosa es la modernidad, la libertad. Así lo intuyó quizás Baudelaire. Así lo sabe Manuel Vilas cuando asegura que un soneto, escrito hoy, es como un pasodoble y que un poema en prosa podría ser como “Sweet Jane”.

Desde los griegos antiguos hasta el Bowie glam de “Changes” siempre se ha dicho que los tiempos estaban cambiando. Una verdad de perogrullo, por supuesto. Yo puntualizaría hoy que son los géneros los que están mutando en la literatura española actual y este libro, desde esa perspectiva, puede enseñarnos muchas cosas. Ya lo decían, proféticos, Radio Futura: Ven a la escuela de "Calor".

viernes, 24 de julio de 2009

Hoja de cálculo maya



Según parece, esta es la única Hoja de Cálculo que usaban los mayas: la Excel 600 (año 600 antes de Cristo, claro).

Con este método, calcular una hipoteca implica tener conocimientos de dibujo técnico, vaya.

miércoles, 22 de julio de 2009

Un poema de Jorge Boccanera

Jorge Boccanera
ENVÍOS

Todo lo que se da llega a destiempo.
No existe otra manera.
Entre el ojo y la mano hay un abismo.
Entre el quiero y el puedo hay un ahogado.
Un país que asoma su cabeza deforme en una
carta,
y va a darse a destiempo, nada es lo que
esperabas.
Y lo que llega envuelto en papel de regalo se irá
sucio de odio.

Bailamos entre los escombros de una cita.
Dibujamos una taza de café en el desierto.
Vivimos de sumar y de restar:
lo que te da el amor, lo que te quita el miedo.
Al final nos entregan los huesos de un perfume.

Aún así persistimos.
En alguna montaña vive un pez resbaloso.
Entre números rotos se desliza una estrella.


[Jorge Boccanera nació en 1952 en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Vivió un largo exilio en México y Centroamérica. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Los espantapájaros suicidas, Marimba, Zona de tolerancia, Noticias de una mujer cualquiera y Poemas del tamaño de una naranja. También es autor de los libros de crónica y ensayo Ángeles trotamundos, Malas Compañías, Entrelíneas; y de las obras de teatro Arrabal Amargo y Perro sobre Perro. En 1976, recibió el Premio "Casa de las Américas", de Cuba; y un año más tarde, el Premio Nacional de Poesía Joven de México.]

lunes, 20 de julio de 2009

Entrevista a Miriam Reyes (julio de 2001)

Cuando hace años colaboré en la extinta revista "Ciclo" tuve la suerte, además de reseñar discos, de entrevistar a grupos musicales como Tortoise, pero también a gente de las letras. Hoy me apetece rescatar una entrevista de julio de 2001. Por entonces Miriam Reyes publicaba su primer libro de poemas, Espejo negro (DVD Ediciones). Después de aquel título, Miriam se consagró poéticamente quedando finalista del Premio Hiperión de poesía con Bella Durmiente (2004) y también Hiperión editó Desalojos el año pasado. El cuestionario al que sometí a Miriam era tan extenso que por desgracia mucho de aquel material se quedó en el tintero y no pudo obviamente ser publicado en las páginas de "Ciclo". Pensando que, a pesar de haber transcurrido ocho años, puede ser interesante y útil a los lectores de Miriam Reyes, hoy reproduzco aquella entrevista prácticamente en su totalidad.


Miriam Reyes

Naciste en Orense y has viajado bastante por lo que veo, sobre todo por Venezuela y por Holanda. ¿Cómo es que te fuiste a estudiar Letras a Venezuela? ¿Fue por entonces, o incluso antes, cuando empezaste a escribir?

Empecé a escribir cuando llegué a Venezuela, a los ocho años de edad. Era el año 83, mejor conocido por ser el año del viernes negro, cuando el precio del barril de petróleo cayó y comenzó la estrepitosa y nefasta devaluación del bolívar. A mi padre se le ocurrió la brillante idea de hacer las Américas justo cuando Latinoamérica dejó de ser El Dorado. Pasé de vivir con mis abuelos en una pequeña y tranquila ciudad como es Orense, a vivir con mis padres que trabajaban todo el día en una enorme y poco apacible ciudad como lo es Caracas. Me costó mucho adaptarme. Pasaba casi todo el día sola y escribía mucho, quería escribir una novela contando mi historia, pero nunca pasaba de las 10 páginas. También se me ocurrían historias de ficción con protagonistas locos, o suicidas con mucho sentido del humor, que nunca sobrevivían los doce folios. Lo que más escribía eran poemas que luego me cantaba a modo de terapia.

A pesar de mi vocación me costó mucho decidirme a estudiar Letras. Me inscribí en cuatro universidades diferentes, cursé dos años de Ingeniería Química y finalmente dejé de negar lo innegable y me dediqué de lleno a la literatura.

Estudiar en la escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela fue una de las decisiones más acertadas que he tomado en mi vida. La libertad de profesores y estudiantes a la hora de elegir asignaturas marca la pauta. Es raro encontrar dos alumnos graduados en esta escuela que hayan cursado exactamente las mismas asignaturas. Para una misma materia solías tener más de una opción donde escoger y, para el año siguiente probablemente las opciones serían diferentes. Es una carrera profundamente subversiva, una carrera artística sin parangón alguno en el pensum Español. Tuve maestros tan brillantes como el Premio Nacional de Literatura Rafael Cadenas, el Poeta Alejandro Oliveros, Guillermo Sucre y María Fernanda Palacios.

Tu poesía sorprende ya en una primera lectura. Al principio, en algunos aspectos, me recordaba a una paisana tuya, Luisa Castro (otra voz poética personalísima) y sobre todo a cosas de su libro más radical Los versos del eunuco. ¿La conoces? ¿Has leído el libro? ¿Nunca has pensado en escribir en tu lengua natal, el gallego? Me da la sensación de que no te sientes de ningún sitio en especial, de que crees poco (o nada) en eso de las nacionalidades.

Lamento no haber leído nada de Luisa Castro todavía, debo reconocer que desde que vine de Holanda he oído hablar de ella como de alguien que podría interesarme.

Cuando abandoné Venezuela para venir a España, buscando reconciliarme con mi pasado, comencé a escribir un pequeño libro de poemas en gallego sobre mi experiencia como niña inmigrante, se titula Atafogo, que quiere decir algo así como necesidad imperante de una cosa sin la que no se puede vivir. En el apartado “Ella” de mi página web, si pinchas en "Orense" se pueden leer un par de versos del primer poema del libro. Pensé que el gallego debía ser la lengua para expresar la morriña, la pérdida, el desasosiego del inmigrante. Durante mi estancia en Salamanca me dediqué en buena parte a estudiarlo, pues mi lengua natal no fue realmente el gallego sino el castrapo (un castellano mezclado con gallego). Necesitaría asesoramiento gramatical y un estudio más profundo de las posibilidades semánticas y léxicas de la lengua gallega para terminar Atafogo.

Me siento de cualquier sitio y de ninguno a un mismo tiempo, como se lee en la web: la tierra toda me habla cuando paso. Viajando comprendí que podría ser de cualquier lugar, vivir en cualquier lugar. Es una tontería ponerse fronteras o ponerle fronteras a los demás. Yo, sola, encajo en cualquier país. Yo, en sociedad, me ahogo en todos. Pessoa decía, en boca de Bernaro Soares (si mal no recuerdo), que su patria era la lengua portuguesa. Cuando vivía en Holanda sentí claramente cómo mi patria era la lengua española con todas sus variantes geográficas. Sin embargo, aprecio todas las otras lenguas, me gustaría poder hablarlas todas, leerlas todas, disfrutar de las maravillas de cada una.

Bruce Chatwin, viajero y escritor, dividía a la humanidad en dos categorías antagónicas: nómadas y sedentarios. Ello también lo aplicaba a los escritores: los estables y los itinerantes. Según él, los hay que sólo funcionan "a domicilio": con la silla adecuada, las estanterías llenas de diccionarios y enciclopedias, y el ordenador. Luego están los que, como Chatwin, quedan paralizados por "el domicilio", sinónimo del famoso bloqueo del escritor, y que creen que todo estaría bien conque sólo se hallaran en otra parte. ¿Cómo te definirías en este sentido?

Lo único que necesito para escribir es tenerme cerca, estar conmigo, adentro, con los sentidos despiertos. Puedo escribir de pie en un autobús, caminando por cualquier ciudad, sentada en una oficina frente a un ordenador mientras se supone que escribo facturas y cartas para clientes, en un parque, en la playa, en mi casa. Sólo no puedo escribir cuando siento mi escritura amenazada, cuando creo que alguien podría hacer añicos mi cuaderno (cosa que me ha sucedido). O cuando, como ya dije en un principio, no hay nadie dentro de mí.

Hay un tiempo para todo, un tiempo para viajar y otro para reposar, y en ambos tiempos, mientras se los viva realmente, se puede escribir.

También estuviste residiendo un tiempo en Holanda. Por entonces, eres incluida en el antología Feroces, “dirigida” por Isla Correyero, ¿Cómo ocurrió todo eso? ¿Te abrió los horizontes Holanda, un país que se dice tan avanzado cívicamente y donde, como todo el mundo sabe, se está legalizando casi todo? He oído que en Holanda existen festivales donde la poesía tiene un tratamiento destacado. Ray Loriga, por ejemplo, ha dicho en alguna ocasión que allí se siente muy reconocido, que la gente le entiende mejor allí que en ningún sitio. ¿Cuáles son tus impresiones sobre todo lo que viviste allí? Supongo que el contraste con lo que dejaste en Venezuela sería enorme, ¿no?

Isla leyó tres o cuatro poemas míos en el suplemento de poesía de un fanzine de León llamado Vinalia Trippers y se interesó por mí para la antología en la que estaba trabajando, pero no sabía cómo localizarme. Yo entonces vivía en Holanda, ajena a todo esto. Un día, Marjiatta Gottopo, amiga, ex compañera de la escuela de Letras y poeta venezolana también incluida en Feroces, me escribió hablándome de Isla y pidiéndome que me comunicara con ella para un asunto de una antología. Nuestros primeros contactos fueron por carta. Al principio yo me negaba a publicar, no quería pertenecer a ningún grupo, no sabía quién era Isla, ni DVD Ediciones, ni conocía para nada el panorama literario español . Estaba inmersa en problemas de otra índole. Si lo hice fue por la fe que Isla tenía en aquellos poemas, por cómo luchó contra mis prejuicios y mi ignorancia, hasta convencerme de la importancia de publicarlos. Isla fue un gran apoyo para mí en una de las temporadas más difíciles que he vivido.

Casi todos tenemos algún país idealizado. En mi caso ese país es Holanda. En Holanda, el arte y la literatura gozan de un gran respeto. La gente asiste a los recitales de poesía y en la mayoría de los casos paga el precio de una entrada. Aprecian a los artistas, incluso a los más jóvenes y desconocidos. El gobierno los financia, les otorga becas con las que pueden vivir dedicándose a crear con la única obligación de presentar una obra cada cierto tiempo. Pero como podrás imaginarte, para acceder a estas ayudas es necesario cumplir con una serie de requisitos legales, burocracia, al fin y al cabo.

Vivía en Rotterdam cuando comenzaron los preparativos como capital cultural de Europa. Todos los días sucedía algo en las calles, se inauguraban galerías, se hacían conciertos, proyecciones, festivales de todo tipo, era una fiesta continua.

Tuve una experiencia muy hermosa en La Haya con un video clip que realicé en 3D para unos amigos que tenían un grupo. Personas a las que no conocía en absoluto, por la simple referencia de aquel trabajo y de algún conocido lejano, me acogieron en sus casas y me prestaron sus equipos. A pesar de la precariedad de los medios con los que había sido hecho y de que la letra estaba en español, los holandeses captaban en la historia emociones y llegaban a conmoverse. Incluso nos dieron un premio, a nosotros, unos recién llegados de ninguna parte.

Tu libro editado en DVD Ediciones, Espejo negro, es un libro a ratos atroz, pero sin embargo de una sensibilidad y de una cotidianeidad rabiosamente actuales. ¿Por qué el título de Espejo negro? ¿Es oscuridad lo que ves al otro lado del espejo? ¿Es Espejo Negro un libro que intenta sacar el lado oscuro y soterrado del ser humano, una especie de exorcismo de los demonios interiores?

Espejo Negro es un título o, mejor dicho, un concepto, que para mí tenía dos acepciones fundamentales que lo vinculaban con el contenido del libro. Por una parte, la mayoría de los poemas del libro nacen cuando me encierro en mí para observar la oscuridad donde se esconden las cosas. Ese espacio oscuro es Espejo Negro, donde me miro y veo lo que me hierve dentro.

Por otra parte, un espejo negro es una superficie que en lugar de reflejar la luz la absorbe casi en su totalidad, devolviendo una imagen débil y monocroma. En este sentido se refiere a la relación amorosa presente en el libro, a la figura del amante. Pavese decía que “el amor tiene la virtud de desnudar no a los dos amantes uno frente al otro, sino a cada uno de los dos ante sí.” Siguiendo esta idea de reflejar al otro, muchos autores han hablado de la relación amorosa como de un espejo. En la relación que se da en los poemas de este libro, la figura del amante es un espejo negro, un ser que absorbe la luz de quienes les rodean, un vampiro.

Me voy a poner más pedante todavía, con tu permiso y mis disculpas. Ziolkowski, en su Imágenes encantadas, ha precisado que las principales categorías de espejos en la literatura son tres: el “espejo catoptromántico” en el que uno mira para solicitar información, el “espejo de doblaje” del que la figura reflejada surge como si se tratara del doble de quien se pone ante él, y el “espejo penetrable” en el que puede adentrarse quien se mira en él para experimentar sobre el terreno el reflejo de su mundo, como el espejo carrolliano. ¿A qué tipo de espejo te asomas tú en el libro? Resumiendo, ¿es la poesía una manera de autoconocimiento, una forma de reflejarse en el mundo o una manera alternativa de tumbarse en el diván del psicoanalista? Hay gente que escribe a modo de terapia, ¿es tu caso?

Creo que escribiendo este libro me he asomado a los tres espejos. Quizás los tres son un sólo espejo, que cambia según cómo te asomes a él.

Es catoptromántico, este espejo negro, en la medida en la que muchos de sus poemas surgieron de la oscuridad como vaticinios, como si en lugar de poeta fuese vidente y observara lo que habría de pasar.

Es de doblaje en la medida en que mi doble sale del espejo a pelear conmigo y se convierte en “la maldita usurpadora de aliento”.

Es penetrable porque es también una puerta a otra dimensión de una misma realidad.

La poesía es una forma de autoconocimiento que nos lleva a entender mejor el mundo que nos rodea, a comprender al ser humano. Pero para que este autoconocimiento revele algo es necesario vivir exigiéndose siempre más, estar sometido a luchas interiores, caer en contradicciones, cuestionarse, tener una vida internamente activa.

Algunos autores, como Bryce Echenique, declaran que escriben para que les quieran más. Una pregunta tan antigua como la literatura: ¿Para qué, para quién o quiénes escribes tú?

Cualquier respuesta sentenciosa que pudiera darte se me antoja pedante e inexacta y creo que me arrepentiría de ella hasta lograr olvidarla.

Escribo en buena parte con el fin de entenderme a mí misma y, de esta manera, comprender también un poco más a esta especie a la que pertenezco. Escribo para no dormirme, para no perderme, para no olvidarme, para no callarme ni negarme a mí misma, para comprender y aprehender lo que vivo. Ya que tanto hemos hablado de espejos me permito citar a Borges:


A veces en las tardes una cara

nos mira desde el fondo de un espejo;

el arte debe ser como ese espejo

que nos revela nuestra propia cara.


Me gustaría que cuando la gente leyera lo que escribo, dejara el libro a un lado y se mirase hacia dentro. Para eso -tengo la intuición- escribo.

Sabemos que el ritmo y la rima eran, en el origen, procedimientos mnemónicos. ¿No será esa finalmente la finalidad de la poesía: rescatar al hombre de su propio olvido?

Lo es, pero no sólo de la poesía sino de todo el arte en general. No sólo rescatarlo de su falta de memoria sino del olvido de sí mismo. Cuando pienso en poesía y memoria no puedo evitar recordar a Anna Ajmátova. En los tiempos de mayor persecución, muchos de sus poemas permanecieron vivos gracias a sus amigos, que los aprendieron de memoria para que no se perdiera con ellos, la memoria de un pueblo forzado a olvidar.

Hijo de una época, por más que reniegue de ella, el poeta, el artista, refleja en su obra resonancias de esa época. El arte escribe la historia de las emociones, sentimientos, pensamientos y deseos del ser humano, esa especie de memoria corta y lengua larga.

Se habla en estos tiempos de la desaparición en el futuro del libro como objeto que ahora conocemos (con sus páginas, sus solapas, su portada...). ¿Crees que el “ciberlibro” congeniaría bien con la poesía? ¿Cuál es tu postura e inquietudes al respecto?

Lamentaría la desaparición del libro como objeto de la manera en la que tradicionalmente lo conocemos. De sólo pensarlo me pongo tan nostálgica como una abuelita recordando los buenos viejos tiempos y me parece que ya extraño el olor del papel y la tinta, su tacto, la dedicatoria de algún amigo en la primera página... Es curioso ver cómo en otros planos tecnológicos se ha tendido siempre a minimizar el tamaño del soporte, a la par que se aumenta la cantidad y calidad del contenido: el paso del vinilo al cd, del cd al mini-disc, de la cinta de video al dvd, etc. Sin embargo el libro sigue en nuestras estanterías.

Pero hablando con más sensatez y menos nostalgia, el e-book o libro electrónico se adapta mejor a la forma de vida del hombre “cibernetizado”, es decir, de la gran mayoría de la población occidental de clase media para arriba. Tal y como está concebido hoy en día el monitor de un ordenador, leer una novela en él no sólo sería perjudicial para nuestra vista sino también para nuestra espalda, cuello y riñones. Dudo que muchos lean más de diez paginas seguidas en el ordenador. Si lo imprimes, entonces tienes un montón de hojas que resultan bastante más incomodas que un libro. Estos inconvenientes estarían resueltos con el lector de ciberlibros (e-book reader), un aparato portátil semejante a una agenda electrónica, donde se pueden almacenar gran cantidad de libros que puedes descargarte de internet (ya existen incluso premios literarios en la web a los mejores e-books). O el todavía más completo P.D.A. (Personal Digital Asistant), más pequeño y con más funciones, como un minúsculo ordenador con pantalla enrollable de plasma. Estos aparatos nos permitirían tener toda nuestra biblioteca en una sola mano. El ciberlibro podría como el dvd, añadir, además de la obra, fotos, biografías, notas de prensa y hasta traducciones y lecturas del autor en archivos de sonido. Para el escritor novel el e-book es una ventaja porque puede dar a conocer su obra sin necesidad de pagar por una edición de autor o encontrar una editorial que lo respalde, o bien por medio de editoriales virtuales, bastante más accesibles que las tradicionales.

Por supuesto están también las publicaciones de autores consumados como Stephen King o Pérez Reverte, que parecen más una estrategia de marketing que una verdadera preocupación por el formato digital.

Hay escritores como Gala que consideran imposible que alguien escriba verdadera poesía en un ordenador. Qué podemos esperar que piensen ellos de un e-book. Como toda nueva tecnología pasarán años hasta que sea verdaderamente popular, accesible para todos y no una simple “pijería”. Internet y los cd-rom´s inundan nuestras escuelas. Se está formando una generación muy acostumbrada a acceder a grandes lotes de información en formato digital de una manera casi cotidiana.

No se trata del caso de Farenheit 451º, nadie quiere destruir el libro, su contenido. Sólo quieren aprovechar los avances tecnológicos para obtener mayor comodidad a un menor precio. Es la vida fácil de quien puede y quiere pagarla. Que el e-book suplante al libro tradicional como el ordenador de sobremesa suplantó a la maquina de escribir y a los ficheros tradicionales de almacenamiento de datos en papel, puede ser cosa de unos 10 años o puede simplemente no cuajar. Los libros con sus tapas y sus hojas de papel seguirán existiendo como objetos preciados, delicadamente cuidados por sus dueños o vigías.

¿Dónde te posicionarías en lo que se refiere a la polémica entre críticos de nuestro país en lo que se ha dado en llamar "poesía de la experiencia"? ¿No crees que se intenta por parte de la crítica "canonizar" ciertas tendencias en detrimento de otras? Al fin y al cabo, toda poesía parte de una experiencia, sea ésta del tipo que sea, ¿no?

Soy completamente ajena a las polémicas que se viven en el panorama literario español, principalmente porque cuando dejé Venezuela estaba un poco asqueada de los círculos literarios y sus polémicas. Necesitaba pasar un tiempo fuera de todo ambiente literario.

La palabra experiencia implica una enseñanza que se adquiere como el resultado de una vivencia o de una práctica de algo. Por eso creo, tal y como tú sugieres, que toda poesía, o al menos, la verdadera, está ligada a la experiencia de su autor, sea esta mística, carnal, intelectual, o del tipo que sea. La poesía que no merece la pena es la poesía de la inexperiencia disfrazada de sabiduría.

Hay catedráticos que se empeñan en sus clases en diseccionar los poemas como si fueran tejidos muertos. ¿Crees, como ellos, que todo poema tiene un sentido unívoco o piensas por el contrario que un poema es a la vez muchos poemas, tantos como lectores se acerquen a él?

No creo que un poema tenga un sentido unívoco, lo que creo es que el lenguaje puede analizarse, que la poesía puede ser objeto de estudio sin por esto matarla. No nos pongamos excesivamente románticos. Es tan válida la lectura de alguien que lee sólo por placer (o dolor) como la de alguien que lee en busca de un conocimiento que le proporcionará, asimismo, placer (o dolor). Es importante diferenciar entre la literatura como materia de estudio científico y la literatura como expresión artística. Cuando se le busca sentido a un texto por lo general se intenta encontrar el sentido con que el autor del mismo pudo haberlo escrito. Por eso se analizan referencias históricas y biográficas. Ese es el estudio de un teórico de la literatura, un estudio que como cualquier otro debe hacerse con interés y amor. Que no tiene por qué ser, en ningún caso, un asesinato, aunque los haya.

Todo en el mundo está sometido a la interpretación del otro. Pero esta interpretación no debe erigirse como una ley, ni siquiera como una sentencia.

No me gustaría que alguien dijera: el sentido de tus poemas es éste y no otro. Nadie tiene ese derecho, ni yo misma. Un profesor de literatura, en mi ideal, debería enseñar a leer con mayor profundidad de campo, enseñar a ver más lejos y a amar la literatura.

Fuera de las aulas y de los círculos literarios, el poema es más libre, pasa por manos menos pretenciosas. Hay poemas de los que cada día descubro algo más, que no se agotan nunca, de los que ni siquiera he querido saber lo que el autor haya podido o no, decir de ellos.

Jacques Derrida ha escrito que "un poema corre el riesgo siempre de no tener sentido, y no sería nada sin ese riesgo". ¿Es ese riesgo el que ha llevado a la poesía a un ghetto en la sociedad actual? ¿Es Internet un medio ideal para la difusión de la poesía y el arte?

La vida, la humanidad entera, corre el riesgo de no tener sentido. Un sentido es lo que todos buscamos. El absurdo es lo que más comúnmente encontramos en su lugar. Es difícil responder a qué ha llevado a la poesía a ese ghetto en el que se encuentra en la sociedad actual. Me atrevo a decir que han influido muchos factores, entre ellos la mismísima enseñanza reglada de la literatura, donde se leen más resúmenes comentados que libros. De todos los géneros, la poesía es la peor parada. Albas, amaneceres y fríos carámbanos de hielo, han hecho que la gente piense que nada tiene que ver con sus vidas, sus intereses o sus sentimientos. Al ser de todas la menos entretenida, no encaja bien en la industria del entretenimiento, como sí lo hace la novela, tan paseada por estaciones de metro, trenes, autobuses y otros medios de transporte.

Internet es un medio ideal para la difusión de cualquier cosa. Hay cosas que se difunden mejor que otras, como los chismes o las URL’s porno. En lo que a poesía respecta, así como a otros géneros breves, pero complejos en contenido, como el aforismo o el mini cuento, internet es un medio ideal. Su brevedad, que al mismo tiempo engloba densidad de contenidos, le ofrece al navegante un buen saldo entre lo que recibe y el tiempo de descarga o tiempo de lectura frente al ordenador.

Yo leo mucha poesía en internet, hago una primera lectura en la pantalla y si me interesa lo imprimo y lo guardo en mi disco duro para leerlo con más detenimiento, pues si bien 50 palabras se leen muy rápido, su sentido te exige una lectura reposada.

Sin embargo será la poesía acoplada en un engranaje audiovisual la que mejor se difundirá por internet.

Eres muy joven y Espejo Negro es tu primer libro. Y sin embargo ya te han comparado con poetas como Sylvia Plath. ¿Toda comparación resulta odiosa?

Gracias a esas comparaciones llegué a conocerla. Admiro la poesía de Plath, especialmente Ariel. Todavía no entiendo muy bien por qué la comparación resulta tan inmediata y viene de tan diversas gentes. No siento que nuestros estilos se parezcan, lo que nos acerca (en ciertos momentos) es nuestra manera de sentir y vivir el ser mujer. Hablo como si la conociera personalmente (hecho que me otorgaría poderes paranormales), porque entre sus diarios, sus cartas y sus poemas puedo considerar que la conozco bastante bien y hasta creo que entiendo muchos de sus miedos, de sus contradicciones, de sus paranoias. Antes de haberla leído debo confesar que me molestaba un poco que tan pronto me leyeran lo primero que me preguntaran fuera si conocía a Sylvia Plath. Toda comparación te hace sentir menos original, menos tú. A pesar de ello no hay que tomarlo a mal, es natural, los humanos cotejamos lo nuevo con lo que ya conocemos buscando clasificarlo. Ser comparado con otro es una buena manera de descubrir autores afines, y no sólo me ha sucedido con ella, sino también con Anne Sexton y Alejandra Pizarnik. Hoy mismo acaban de preguntarme si conozco a otra escritora: Sharon Olds, esta noche la buscaré en internet.

Manuel Vilas refería en la presentación de tu libro que las figuras del padre y del amante no salen muy bien paradas que digamos en el libro. ¿Estás de acuerdo con él? Si es así, ¿hay mucho que reprocharle al hombre, a la figura masculina?

No estoy completamente de acuerdo con él aunque puedo comprender su lectura. Es cierto que no hablo ni de un padre ni de un amante ideales, pero tampoco pretendo que se entienda que encasillo al hombre con las figuras que esbozo en el libro. El personaje del padre es el de un hombre que ha cometido muchos errores en su vida, pero no por ello es un hombre “malo”. El personaje del amante pertenece a esa raza de hombres atormentados y oscuros que viven de la energía de los otros. No es todos los hombres, pero no es irreal, existen cientos de vampiros sueltos por ahí, tanto hombres como mujeres.

No me gustaría que se entendieran mis poemas como reproches. Me parece absurdo reprocharle a alguien su propia naturaleza. Hay actitudes, comportamientos y limitaciones que están en la naturaleza de cada persona. Lo que más daño hace es la incomprensión y la intolerancia que llevan a la misoginia.

Hay en tu poesía todo un mundo repleto de ciertas referencias escatológicas (sangre, vómito, semen...) infrecuentes en la poesía española. ¿Por qué crees tú que ciertos vocablos que en realidad tienen que ver con lo más elemental del cuerpo humano y del sexo han sido tradicionalmente vetados en el terreno lírico? ¿Es un signo de la modernidad o simplemente de libertad el acceso del sexo explícito, la escatología (entendida escatología en su acepción más extensa) y otros temas como los que tú abordas (como el aborto) al orden de lo poético?

Eso es tema para un estudio histórico muy serio y sobre todo muy extenso, porque habría que analizar uno a uno los periodos históricos. Pero, sin aseverar nada muy rotundamente, podría suponer que por razones diversas, como religión, política y educación. Hubo un tiempo en el que no se llamaba a nada por su nombre pues no resultaba poético, así que los dientes pasaron a ser perlas, los labios corales, el sexo alguna deliciosa fruta, etc, etc. Esas comparaciones están ya demasiado manidas, las grandes palabras han perdido en su mayoría el sentido de tanto manoseo y mal uso, hay que reinventar el lenguaje, todas las generaciones lo dicen. El llamar a las cosas por su nombre lo considero un signo de sinceridad y de tolerancia, una falta de complejos de la que muchos adolecen. No hay nada de mi cuerpo o del cuerpo de quien ame que me dé asco. Hablo de cosas naturales, humanas, sin perversión, ni morbosidad.

Pound decía que la poesía del futuro iba a ser una poesía directa, sin adjetivos, podría ser hasta escatológica... Rimbaud hablaba de la poeta que sería la mujer cuando se liberara de su servidumbre, de las cosas que descubriría... Creo que nos hemos liberado de muchas fórmulas innecesarias y que vamos hacia una mayor esencialidad, hacia una escritura más orgánica.

En tu web exhibes también algunos de tus trabajos artísticos digitales. Cuéntame algo de estas fotografías retocadas. ¿Qué técnicas, digitales o no, utilizas? ¿Qué artistas del medio crees que te hayan podido influir? ¿Hacia qué disciplina artística tiendes más últimamente? ¿Escritura y medio digital se complementan bien? ¿Cuáles son tus planes de futuro?

Estas fotografías son otra forma de expresarme. No tengo ningún tipo de pretensión profesional o artística, lo hago porque siento la necesidad, no tengo otro motivo. Las fotos que aparecen en la web las pinté en su mayoría a mano con óleo y materiales como lejía, betadine, o cualquier otro tipo de sustancia química que tuviera a mano, capaz de alterar la emulsión fotográfica sobre el papel. Hay también fotografías en blanco y negro. La colección de retoques digitales, tratados principalmente con Photoshop, no está aún incluida en la web. Está compuesta por fotografías de Caracas, Nueva York y Holanda, que acompañaré de textos relacionados con estas ciudades.

Mi visión de la imagen está más influenciada por el cine y la pintura que por artistas digitales. En Holanda tenía la suerte de poder acceder a bibliotecas tan grandes como centros comerciales donde podías pasar horas enteras hojeando libros de arte. Hundertwaser, Schiele, Goya, El Bosco, Gilbert & George, David Hockney, James Ensor, Kokoschka, Keith Haring, (bastante ecléctico, no?).

En cine me ha marcado profundamente Andrei Tarkovski. También he aprendido mucho de los video-clips y de las video-instalaciones (disciplina que me interesa especialmente). Pero en lo que se refiere a lo digital mi más próxima influencia es Rubén Cardenas aka D´jlashit (oddcity.com) de quien he aprendido muchísimo en este año que llevo en Zaragoza. Ahora sí, si quieres que te hable de mis favoritos de internet estos son: Josh Ulm (theremediproject.com), Hi-Res (hi-res.net, creadores de la conmocionante web de la película Requiem for a dream) Joshua Davis (praystation.com), James Paterson (presstube.com), Hillman Curtis (hillmancurtis.com), Nicola Stumpo (quam.it), por citar algunos.

La escritura y el medio digital se complementan perfectamente. La escritura le da a la estructura digital el fondo que le falta, el contenido. Y el medio le da a la escritura la posibilidad de crecer con nuevas tecnologías y de llegar a una masa no lectora. La mayoría de las cosas “bonitas” que encuentras en la web carecen de significado y la mayoría de las páginas de poesía visual o de poetas en general, adolecen de mal gusto.

Tengo muchas ideas para llevar a cabo en formato digital que espero realizar con la colaboración de Rubén.

El poema 39 de Espejo Negro es motor principal de la película shockwave seleccionada en el “On line Flash Film Festival 2001” de Barcelona. Me parece que os incluyeron en la sección de ficción, cuando creo que hubierais encajado mejor en alguna otra categoría. Para los que, como yo, no conocemos el festival, ¿había un alto nivel en los trabajos presentados? Tengo entendido que es un festival internacional, ¿no? Cuéntame algo del festival y de la película, porque yo no he tenido oportunidad de verla.

Rubén y yo enviamos la película a varias categorías, la que más se adaptaba a nuestro trabajo era la categoría de arte, sin embargo fuimos seleccionados en ficción y en animación. Para mí esto fue un error de los pre-seleccionadores. Hay una especie de cliché con respecto al arte que lo limita sólo a lo que no se entiende, al bombardeo de imágenes aleatorias o a experimentos conceptuales que son más guiños de humor inteligente que otra cosa. Creo que fue un problema de definición a la hora de categorizar, hecho completamente comprensible debido a lo difícil que resulta clasificar o dividir en disciplinas algo tan polifacético y multidisciplinario como puede serlo un clip realizado con Flash.

En términos generales el festival tuvo un nivel muy alto, tanto por parte de sus participantes como de los ponentes. Participando junto a nosotros estaban profesionales españoles del diseño como Vasava, Equipo A, Xnographics, Area 3 o Luis Escorial, figuras veneradas como Tim Burton , la gente de Crankbunny.com , Joff Stearns. En su lista de ponentes, lograron reunir a los mejores artistas del web: Josh Ulm, Joshua Davis, James Paterson, Amid Pitaru, Marce-li Antunez, así como a estudiosos de flash como Phillip Kerman, ponentes de lujo de los que pudimos disfrutar en el auditorio Winterthuur. Esto por las mañanas. Por las tardes, en Cotxeras de Sants, había cuatro espacios más:

  • Desert, espacio dedicado a la música electrónica, con apariciones tan importantes como la de Geert-Jan, fundador del famoso sello holandés Stalplaat.
  • OnArt V.1., un espacio para la discusión e intercambio de ideas a manera de foro informal entre los asistentes interesados en ahondar en temas como ¿cuál era el sentido de todo aquello?, arte en la web, visiones de futuro, etc. Donde, salvando las diferencias lingüísticas de un festival internacional, pudimos intuir quién era quién.
  • 391, que contenía tres instalaciones: una de Marcel-Li Antunez, otra de Mannytan (uncontrol.com) y un documental sobre Barcelona del Equipo A.
  • Drops, el espacio donde se proyectaban casi todos los clips del festival de forma continuada (algunos se les quedaron fuera de la cinta, como el nuestro, por ejemplo, o el de Crankbunny). Estoy segura de que el año que viene los organizadores del festival solventarán los pequeños problemas que se presentaron en la primera edición y tendrán todavía un mayor poder de convocatoria.

La película "Espejos Negros" está imaginada a partir del poema 39, que por su estilo narrativo en primera persona se convierte en el monólogo en voz en off que hila la historia. Lo que pretendíamos era transmitir las sensaciones que el poema provocaba por medio de imágenes, voz y música. Creo que lo conseguimos, logramos construir un clip bien estructurado, capaz de conmover y de transmitir desarraigo, soledad, distanciamiento... con una estética personal nacida del propio poema, ajena a las modas que imperan en la web.

martes, 14 de julio de 2009

Los relojes del British Bar de Lisboa (traducción al portugués)

Interior del "British Bar", en Lisboa


OS RELÓGIOS DO BRITISH BAR DE LISBOA

No British Bar os ponteiros dos relógios giram ao contrário
e Lisboa inteira se submerge como um nadador
que se aventurara de noite contra a corrente.
No British Bar um excesso de álcool e de tristeza
(esse clima triste que todos absorvem ou amortalham)
rebobina o sangue nas veias e no final, algo bêbado,
pedes a conta como quem coloca grades à sede.
E vês o empregado acudir e encalhar em suas saudades
porque não se enquadram os números da fatalidade:
o tempo se lhe enreda sem remédio entre os dedos.

E sais, saio do British Bar e como por magia
me encontro de repente numa rua desconhecida
com cinquenta, cem anos menos e o mundo mudou
o mesmo acontece com os olhos que vêem passar o rio.
Os eléctricos retrocedem a um passado lento de carroças,
os plátanos minguam até serem semente ou sílabas de luz,
a chuva se levanta das poças para cair até acima
e os beijos voltam às suas bocas, e os poemas ao silêncio,
como no princípio do mundo antes de ser mundo.

E volto sobre os meus passos até ao bairro de Alfama
com as roupas folgadas como os adjectivos excessivos.
Pelo caminho corro e perco os sapatos, tropeço.
Entro na casa recôndita e ao fundo do tempo,
sobre os azulejos degradados de outra época
estão os relógios a arder, o fumo voltando para a chama
e minha mãe recordando as passagens das nossas vidas
para me dizer num português desdentado de 1755:
“Agarra-te, meu filho, às asas da manhã;
agora vamos entrar no terramoto”.


Victor Reis, desde Charneca da Caparica, en Almada (Portugal), ha realizado esta traducción libre (pero bastante fiel) del poema "Los relojes del British Bar de Lisboa", perteneciente a mi libro Fundido en negro (DVD, 2007). Desde aquí le doy las gracias: obrigado, Victor. Para los que no dominen bien la lengua portuguesa (como es también mi caso) y no conozcan el original en castellano, aquí está:


LOS RELOJES DEL BRITISH BAR DE LISBOA

En el British Bar los relojes giran al contrario
y Lisboa entera se sumerge como un nadador
que se aventurara de noche contra la corriente.
En el British Bar un exceso de alcohol y de tristeza
(ese clima mustio que aquí todo lo esponja o amortaja)
rebobina la sangre en las venas y al final, algo mareado,
pides la cuenta como quien pone cercas a la sed.
Y ves al camarero acudir y encallar en sus saudades
porque no le cuadran los números de la fatalidad:
El tiempo se le enreda sin remedio entre los dedos.

Y sales, salgo del British Bar como de una magia
y me hallo de repente en una calle desconocida
con cincuenta, cien años menos y el mundo cambiado
lo mismo que cambian los ojos de quien ve pasar un río.
Los tranvías retroceden a un pasado lento de calesas,
los plataneros menguan hasta ser semillas o sílabas de luz,
la lluvia se levanta de los charcos para caer hacia arriba
y los besos vuelven a sus bocas, y los poemas al silencio,
como al principio del mundo antes de ser mundo.

Y vuelvo sobre mis pasos hasta el barrio de Alfama
con las ropas holgadas como adjetivos excesivos.
Por el camino corro y pierdo los zapatos, me tropiezo.
Entro en la casa recóndita y al fondo del tiempo,
sobre los azulejos arruinados de otra época,
están los relojes ardiendo, el humo volviendo sobre la llama
y mi madre destejiendo los puntos de nuestras vidas
para decirme en un portugués desdentado de 1755:
“Agárrate, hijo mío, a las asas de la mañana;
ahora vamos a entrar en el terremoto”.


lunes, 13 de julio de 2009

Cita con Salvador Dalí


El problema de la juventud de hoy es que yo no formo parte de ella.

sábado, 11 de julio de 2009

Ayvelar17

Revista literaria Ayvelar, nº 17
Portada: Vidal Palazón

Si editar libros de poesía es toda una hazaña hoy día, la edición de revistas lo es más todavía. Acaba de salir a la luz el nº 17 de la revista "Ayvelar", dirigida incansablemente y desde Albacete por el poeta Julián Cañizares Mata (quien este año publicó también el libro de poesía Sustituir estar, DVD Ediciones).

Este número está enteramente dedicado a la poesía. "Ayvelar" ha conseguido reunir aquí poemas inéditos de firmas conocidas como Vicente Luis Mora, Vanesa Pérez-Sauquillo, Juan Andrés García Román, Agustín Fernández Mallo, Alberto Santamaría, Javier Moreno, Andrés Neuman, Jorge Riechmann, Marco Antonio Raya, Marcos Canteli, Antonio Méndez Rubio, Mario Cuenca Sandoval, Pablo García Casado, Julieta Valero, Juan Manuel Macías, Sergio Gaspar, David González y un largo etcétera.

En lo personal, me cabe la satisfacción de ser vecino de página de Joan Margarit y colaborar en la revista con un poema inédito: "Las luces de Messina".

Abren este nº 17 dos reflexiones, tan interesantes como atinadas, de la poesía. La primera de Paul Lauder ("De los poetas sin silla") y la segunda de Vicente Luis Mora ("Eisenman o la ausencia real. Fragmentos sobre poesía, espacio y vacío"). Las ilustraciones, impecables, corren a cargo de Alicia Gómez Molina y Pedro Tornero.

jueves, 9 de julio de 2009

Un poema de Ángel Gracia

SERGIO ALGORA. Graffiti aparecido en Santander el año pasado

SERGE

Unido a la mañana
por la arteria abierta,
dando al día claridad
de lago, calma de condenado.

Tus rojos estigmas
son aullido de dios,
tus manos cortadas
ofrenda y caricia.

martes, 7 de julio de 2009

Breve panorama de la poesía actual en Aragón

por PABLO LORENTE MUÑOZ

En septiembre de 2006, David Mayor publicaba el texto que tomaremos como punto de referencia: “Una pila de libros. Últimos y penúltimos poetas aragoneses”. Dos años y medio después, ha parecido conveniente revisar la producción poética en Aragón.

Una de las novedades es que cualquiera que se interese por la poesía, puede consultar en internet un amplio catálogo interactivo de datos y voces. Gracias al apoyo del Gobierno de Aragón y a la infatigable labor del poeta Daniel Rabanaque, ha surgido http://www.laorejalectora.org/.

Tampoco han faltado las noticias tristes: ya no están con nosotros Sergio Algora, Ana María Navales o Vicente Pascual.

El estado de salud de la poesía en Aragón es bueno, no faltan las presentaciones ni los recitales, sobre todo en el lugar que más conozco, que es Zaragoza. Prueba de este buen estado sería que autores con una cierta trayectoria logran traspasar los márgenes de nuestra Comunidad, por ejemplo, ganando premios de gran relevancia, como Jesús Jiménez Domínguez (Premio Hermanos Argensola 2007 con Fundido en negro), Ángel Petisme (Premio Claudio Rodríguez 2008 con Cinta Transportadora) o Manuel Vilas (Premio Fray Luis de León 2008 con Calor). En este apartado, destaca también el cubano afincado en Zaragoza, Dolan Mor, ganador entre otros, del Premio Barcarola de Poesía 2009 con La novia de Wittgenstein.

Por otro lado, autores con una larga carrera poética han publicado nuevos poemarios especialmente atractivos; destaca El pájaro y la piedra de Mariano Castro (PUZ, 2009), Humus de Alfredo Saldaña (Eclipsados), Infiel a los disfraces de Fernando Sanmartín (Centro cultural Generación del 27, 2008) o En las orillas del cielo de José Verón Gormaz (Tropo, 2007).

Debemos mencionar también a otros poetas sobresalientes que, en el periodo que nos ocupa, no han publicado poesía, muchos de ellos han explorado otros territorios en estos tiempos: investigación, prosa, colaboraciones musicales… sería el caso, entre otros, de Antonio Ansón, Manuel Martínez Forega, Emilio Pedro Gómez, Ángel Gracia, José Luis Gracia Mosteo, Ángel Guinda, Federico Jiménez Losantos, José Antonio Labordeta, David Mayor, Alberto Montaner Frutos, Elena Pallarés, Antonio Pérez Morte, Joaquín Sánchez Vallés, Gabriel Sopeña o Rosendo Tello.

En otros casos, autores con algún libro ya en el mercado han continuado su labor, publicando nuevas obras, invitado queda el lector a su descubrimiento: Javier Barreiro (Lobotomía, Renacimiento, 2009); José Antonio Conde (La diferencia que cubre la trampa, Cuadernos Cálamo Gesto, 2008), Julio Donoso (El estupor, Eclipsados, 2008); Octavio Gómez Milián (Nada mejor para esta noche, Olifante, 2008); José Luis Gracia Mosteo (Y ahora tú pasas la mano osadamente, Huerga y Fierro, 2007); Miguel Ángel Longás (El suelo por las nubes, Eclipsados, 2008); Pablo Lópiz (Cuaderno de sublevaciones, Eclipsados, 2008); el chileno-español Rolando Mix (Tras la palabra, DPZ, 2008); Miguel Ángel Ortiz Albero (Algunas palabras para las desapariciones, Eclipsados, 2008); Pilar Peris (El vasto susurro de las imágenes, DPZ, 2007); Puritani (Antes que el cáncer me alcance, Eclipsados, 2008); Emilio Quintanilla (Devórame otra vez, Cultiva, 2008); José Luis Rodríguez García (El coleccionista de láminas, Mira, 2007); Francisco Javier Sanz (Immanere, Aqua, 2009); Miguel Serrano Larraz (La sección rítmica, Aqua, 2007); Ángel Sobreviela (Epístola desde Cimeria, Huerga y Fierro, 2008); Enrique Villagrasa (Paisajes, Baile del Sol, 2007) o Miguel Ángel Yusta (Teoría de luz, Unaluna, 2008).

Del catálogo de nombres expuestos en la antología Ocultación Transitoria (Rolde, 2006) que citaba en su texto David Mayor, una buena parte de los autores allí incluidos han publicado en fechas recientes, señal de acierto en la selección. De Brenda Ascoz se ha editado Ecorché (Eclipsados, 2009); Ignacio Escuín continúa con su compromiso con la literatura, su último poemario es Americana (Leteo, 2007); Raúl García ha publicado su segunda obra, Mula de carga (4 de agosto, 2008); Jesús Soria Caro ganó el Premio Delegación del Gobierno en Aragón del año 2008 con The End; Nacho Tajahuerce mereció el segundo accésit del mismo premio con Manual de Oficios; Almudena Vidorreta ha sido premiada este año con el segundo accésit del Premio Delegación del Gobierno con un interesante libro que prueba la evolución de su obra, Algunos hombres insaciables (Aqua, 2009). Además, parte de la obra de Brenda Ascoz, Almudena Vidorreta y Carmen Ruiz Fleta (Cinco días en agosto, Eclipsados, 2008) ha sido justamente seleccionada por su originalidad, para formar parte de la antología de poesía realizada por mujeres 23 pandoras (Baile del Sol, 2009).

En este periodo de tiempo, nuevos autores han hecho su aparición en el panorama poético, como Fernando Aínsa (Aprendizajes tardíos, Renacimiento, 2007); Juan Marqués (Un tiempo libre, La Veleta, 2008); Ana Muñoz (Solo para la noche, Lola Editorial, 2009); Fernando Sarría (El error de las hormigas, Eclipsados, 2008). Una de las voces más originales de los últimos tiempos es la de Mario Hinojosa con Báratro (Eclipsados, 2009). Como autor inédito destaca la obra de Antonio Albero Sáenz de Navarrete -me gustaría encontrar un día su libro publicado- o la de los hispanoamericanos vecinos ya nuestros, Eduardo Fariña y Diego Palmath.

Como hemos visto, muchas de las obras de autores aragoneses tienen vida gracias a los premios o a las editoriales que apuestan por la poesía en nuestra tierra, sobre todo Eclipsados, Lola Editorial, Olifante y PUZ, sin ellos nada de todo esto sería posible. Seguro que mucho se queda en el tintero, y además, quizás hoy alguien se anime a acudir a un taller de escritura, o tomará prestado en una biblioteca un ejemplar de poesía -con suerte hasta lo compre-, a lo mejor un profesor les enseñe a los niños la belleza de la poesía y alguno de los alumnos escuche. Seguro que dentro de poco, se hablará también de ellos en otro escrito, y será una buena noticia.

PABLO LORENTE MUÑOZ
[Imán, revista de la Asociación Aragonesa de Escritores,
nº1, junio 2009, pág. 36-37].

domingo, 5 de julio de 2009

viernes, 3 de julio de 2009

Cita con Gabriel García Márquez

El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo.

miércoles, 1 de julio de 2009

Entrevista para la revista "Oniria", por Raúl Quinto


1. Su primer libro fue Diario de la anemia-Fermentaciones que apareció en 2000. En él asistíamos a una alucinógena sucesión de imágenes muy marcadas por Gamoneda y el Surrealismo más extremo. Era algo así como un canto a la ebriedad desde el propio lenguaje ebrio. Fundido en negro presenta una poesía más comedida aunque muy cargada también de imágenes, pero el elemento que sustenta todo el libro parece ser un culturalismo también ebrio. ¿Qué nexos unifican su obra? ¿Siguen siendo válidas las formas del surrealismo en pleno siglo XXI?


Tomándole prestado el título a Claudio Rodríguez, la poesía siempre me ha parecido ese “don de la ebriedad”, ese estado de entusiasmo y de rapto que permite asombrarnos frente al mundo.

Diario de la anemia y Fermentaciones sí tenían en lo visual, efectivamente, influencias del Gamoneda de Descripción de la mentira, pero también de otras obras como Báculo de Babel de Blanca Andreu. Y como estos libros, pienso que Diario de la anemia tenía un componente que acercaba el poema a una especie de misticismo de la palabra, a un querer acceder a esa materialidad íntima y excelsa de la palabra, pero curiosamente por la vía del exceso. Ese surrealismo que señalas, en realidad creo que deviene de algo que ya Derrida había señalado: “Toda asociación, toda lógica no se reduce a la asociación y a la lógica prescritas por los encadenamientos conceptuales y semánticos en un contexto reglado por el querer decir”. En mi caso, ese querer decir no conllevaba un control férreo, puesto que estaba instalado en la sospecha de que finalmente el poema, de alguna manera, siempre sabe más que quien lo escribe.

Esto cambia en Fundido en negro. Han pasado siete años entre la publicación de ambos libros y el resultado es otro tipo de embriaguez más controlada. “A ratos el silencio se me sube a la palabra y me embriago de sobriedad”, escribo precisamente en un poema. Ahora bien, hablar de surrealismo en Fundido en negro creo que es pillarse los dedos con una puerta demasiado grande. Existe en el libro una imagen muy plástica fruto de relaciones entre las palabras hasta cierto punto inesperadas, pero en la mayoría de las veces desde la racionalidad.

El surrealismo ensanchó las posibilidades de la percepción y la expresión, rompió el corsé de lo racional y supuso una revolución, qué duda cabe. Pero el surrealismo ya existía antes del siglo XX, no lo olvidemos: ya estaba en pintura con El Bosco y Goya, por ejemplo. Así que esa irracionalidad, aquella que soterradamente nos acerca al primitivismo animal, sigue siendo válida porque es un componente inherente del ser humano, como los sueños y el misterio. No entiendo la poesía sin su dosis de misterio.

2. Desde el mismo título, el libro está plagado de referencias al mundo de la noche y las sombras. Así parece sobrevolar la idea de que las palabras, igual que dichas sombras, mantienen una vida independiente de la realidad que proyectan. ¿Es el lenguaje, la poesía en suma, una fantasmagoría? ¿Por qué esa insistencia en lo oscuro?

Entre las manifestaciones naturales que el hombre ha sabido convertir en símbolos, pocas son tan ricas en significados como la de la sombra. Y seguramente la sombra, junto con el reflejo en el agua, fue la más antigua imagen que el hombre contempló de sí mismo. Ya aparece en el episodio de la caverna de Platón. “En la sombra de un hombre que camina hay más enigmas que en todas las religiones del mundo”, escribió Vita Sackville-West.

Indudablemente, sí existe en varios poemas la idea de que las palabras (lo mismo que las sombras) asedian a las cosas sin lograr jamás entrar en ellas, sin llegar a comprenderlas; lo que otorga a la poesía (y, por extensión, a la palabra) una aureola de fracaso. Y me gusta llamarlo así: aureola de fracaso.

En otros poemas del libro, como “Deslumbramiento de las sombras”, estas sombras (“embajadas de la noche en el país del día”, como las denomino) parecen mantener una vida autónoma. A ratos aparecen como etiquetas oscuras (y hay que entender este adjetivo en todas sus acepciones) que alguien cosió a las cosas y que pueden despegarse de un momento a otro.

3. Por su libro circulan multitud de personajes y referencias culturales que parecen tener como hilo conductor las distintas formas del Romanticismo y la figura del artista maldito, desde Keats, Shelley pasando por Rimbaud, Antonin Artaud o los más recientes Pizarnik y Leopoldo María Panero; igualmente en sus referencias musicales: Syd Barrett, Jeff Buckley, la Velvet… ¿Qué hay detrás de todos esos nombres? ¿Es posible el malditismo en nuestro tiempo? Comente cómo sitúa su obra en relación a todo lo expuesto aquí.

El malditismo mal entendido es hoy una pose, un postizo. Se ha convertido en una caricatura del romanticismo. Pero el malditismo existe y pervive en el preciso instante en que alguien es incapaz de aceptar la vida tal y como la sociedad de su momento la entiende. Entonces la vida acaba marginándolo y la sociedad maldiciendo su obra, “esas raspaduras del alma que el hombre normal no acoge”, como dice Leopoldo María Panero.

Estéticamente, siempre me han atraído más los antihéroes que los héroes, los ángeles caídos más que los que ascienden al podium. Existe una épica del perdedor que sustituyó a la épica del héroe antiguo y es la que a mí me interesa para contar la predestinación del ser humano. Superman acabó en silla de ruedas. ¿Existe algo más desoladamente poético que esa imagen y ese destino?

4. Además de esas referencias a la cultura occidental también hay lugar para Oriente, con una sección de poemas que nos recuerdan el orientalismo de Ezra Pound. ¿Cómo conjuga el ahondamiento en algunos referentes de la modernidad occidental con ese juego de máscaras orientales?

Ciertamente, “La cepa que asciende hacia la luz” es la parte del libro más orientalizada, pero también la más luminosa dentro de sus posibilidades. Creo que, con tanta oscuridad, el libro necesitaba un contrapeso, algo que hablara de la oscuridad pero desde la luz, pues no se da lo uno sin lo otro. Eso me lo dan los poetas chinos, el paisaje, Hokusai, la sabiduría zen. Es como si en una parte del libro (occidente) fuera de noche mientras, en el mismo momento, en esta parte (que es oriente) empezara a amanecer. “La cepa que asciende hacia la luz” es como ese reducto de luz, esa cerilla que me permite salir a la noche para precisamente contemplar ese imperio de oscuridad en el que andamos perdidos.

5. Por último, destaca en Fundido en negro la mezcla de registros, incluso en un mismo poema: ironía, narratividad, poesía descarnada, explosión de imágenes, profundidad de ideas, etc. ¿Cómo afronta y entiende la escritura Jesús Jiménez Domínguez? ¿Qué le interesa de aquello que lee y de aquello que escribe?

Entiendo cada poema como una entidad autónoma dentro de Fundido en negro. Así que el libro podría ser como un raro archipiélago compuesto por islas con diferentes climas, flora y fauna. Puedes viajar de una a otra isla o quedarte a vivir para siempre en una de ellas. Tú eliges. Creo que eso es una virtud del libro y que yo, como lector, trato de encontrar en otros. No es de extrañar entonces que cada poema tenga su propio registro, su propio microclima: desde el intimismo y la mesura de algunas composiciones hasta la sinestesia alucinada de otros poemas con referentes psicodélicos.

El libro no lo escribí pensando en un hilo conductor, aunque había temas afines en todos sus poemas y que afloraban en la escritura continuamente. Yo había cincelado los poemas como si fueran las cuentas de un collar. Cuando las tuve todas, aun siendo diferentes, comprendí que podía agujerearlas e introducir ese hilo conductor para unirlas. Así que el sentido final del libro se me fue apareciendo él solo poco a poco.

Se me asocia enseguida a un tipo de poesía muy visual, es cierto. Me interesan los poetas que “escriben con los ojos”. Me interesa la poesía que busca el doble sentido a las cosas, ese lenguaje secreto que vive soterrado en todas ellas. Para mí eso es la poesía. Me gustan los poemas que trazan perspectivas diferentes a las habituales, aquellos poemas que ofrecen juegos, ya sean de pensamiento o visuales. Algo así como intentar descubrir esas formas que se ocultan en ciertas pinturas de Dalí.

Si no llevo puestas las lentillas, como miope que soy, tengo que acercarme mucho a las cosas para verlas mejor e intentar no tropezar con ellas. ¿Es esto una poética?