lunes, 31 de diciembre de 2012

Algo de la poesía de 2012


1-      Poesía completa, Zbigniew Herbert (Lumen). Traducción de Xaverio Ballester.
2-     Mano invisible, Adam Zagajewski (El Acantilado). Traducción de Xavier Farré.
3-     Casi invisible, Mark Strand (Visor). Traducción de Julio Trujillo.
4-     Poemas míos escritos por otros, Dolan Mor (Aduana Vieja).
5-     Arquitectura yo, Josep M. Rodríguez (Visor).
6-     La ciudad de los constructores de violines, Henrik Nordbrandt (Vaso Roto). Traducción de Francisco J. Uriz.
7-     Poesía a contragolpe. Antología de poesía polaca contemporánea, VVAA (Prensas Universitarias de Zaragoza). Selección y traducción de Abel Murcia, Gerardo Beltrán y Xavier Farré.
8-    3 x Nordbrandt, Henrik Nordbrandt (Visor). Traducción de Francisco J. Uriz.
9-     Gran Vilas, Manuel Vilas (Visor).
10- Conjeturas y esperanza, John Burnside (Pre-Textos). Edición de Jordi Doce.
11-  Caja de lava, Ángel Guinda (Olifante).
12- Ventanas encendidas, Fabio Morábito (Visor). Edición de Juan Carlos Abril.

 
Fueron los mejores otros años:
2011: El fugitivo, Jesús Aguado (Vaso Roto).
2010: El gran número, Fin y principio y otros poemas, Wislawa Szymborska (Hiperión, 5ª edición). Edición de Maria Filipowicz-Rudek y Juan Carlos Vidal.
2009: La voz a las tres de la madrugada, Charles Simic (DVD ediciones). Traducción y prólogo de Martín López-Vega.

lunes, 24 de diciembre de 2012

"Mi patria", Lêdo Ivo (Maceió, 1924 - Sevilla, 2012)



MI PATRIA
(POR LÊDO IVO)

Mi patria no es la lengua portuguesa.
Ninguna lengua puede ser patria.
Mi patria es la tierra blanda y pegadiza en la que nací
y el viento que sopla siempre en Maceió.
Son los cangrejos que corren por el fango de los manglares
y el océano cuyas olas siguen mojando mis pies mientras sueño.
Mi patria son los murciélagos colgados del techo de las iglesias carcomidas,
los locos que al atardecer bailan en el hospicio junto al mar
y el cielo encurvado por las constelaciones.
Mi patria es el silbido de los navíos
y el faro en lo alto de la colina.
Mi patria es la mano del mendigo en la mañana radiante.
Son los astilleros oxidados
y los cementerios marinos donde mis ancestros tuberculosos y palúdicos
                no cesan de toser y temblar en las noches frías
y el olor a azúcar de los almacenes del puerto
y las lisas que se debaten en las redes de los pescadores
y las ristras de cebollas enrolladas en la tiniebla
y la lluvia que cae sobre las trampas para peces.
La lengua de la que me sirvo no fue ni será nunca mi patria.
Ninguna engañosa lengua puedes ser una patria.
La lengua sirve apenas para que celebre mi grande y pobre patria muda,
mi patria disentérica y desdentada, sin gramática y sin diccionario,
mi patria sin lengua y sin palabras.


[Traducción de Martín López-Vega]

lunes, 17 de diciembre de 2012

Poesía para llevar

Foto: Ana Muñoz

Resulta muy agradable comprobar que la poesía no ha desaparecido totalmente de las aulas de instituto.

"Poesía para llevar" es una actividad de difusión de la poesía en veintiún institutos de Secundaria de Aragón. La idea central es la aparición semanal de un poema numerado, con comentario, siempre con el mismo formato y en tamaño DIN-A5, con la finalidad de crear el hábito de ir a recogerlo. Los poemas se recogen de un expositor especial instalado generalmente en la Biblioteca del Instituto. La colección se guarda en un sobre o carpeta editados para este fin.

Dos poemas de mi libro anterior, Fundido en negro (DVD, Barcelona, 2007), han corrido esa suerte hace unos días.

lunes, 10 de diciembre de 2012

"Estudio parcial del tiempo", un poema inédito para Turia



ESTUDIO PARCIAL DEL TIEMPO

El instante se presenta tan de repente
que apenas da tiempo de salir a recibirlo.
Nos pilla en casa a horas inesperadas,
somnolientos, en bata y despeinados.

La puntualidad sucede siempre a destiempo.
Las cosas, cuando llegan, se despiden de ti
y, al marcharse, te dan la bienvenida.
En este trajín de idas y venidas nada existe
si no puede tomarse en perspectiva.
¿Sabe la abeja que la guirnalda de su vuelo
es una sucesión de millones de élitros
trastornando el orden inmóvil del verano?
Si –como dicen- todo es pasado, ¿la rosa
que hueles no será la rosa de hace un rato?
Lo sabían nuestros contemporáneos los griegos:
lo malo de la actualidad es que pasa pronto de moda.
 
Llama el instante a tu puerta: despierta y vístete.
Hoy -¿lo recuerdas?- fue el día que vino después de ayer.


JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ


lunes, 3 de diciembre de 2012

martes, 27 de noviembre de 2012

Cumpleaños (un poema de "Frecuencias")


CUMPLEAÑOS

Lo mismo que un sonido no se conduce
con idéntica velocidad en el agua y en el aire,
está probado que los años no discurren
de igual modo en el corazón y en la cabeza.
¿Alguna vez tu cabeza pensó que tenías cuarenta
mientras tu corazón sentía varios menos?
Por mucho que sumen y repasen sus cuentas
acaban siempre discutiendo sin ponerse de acuerdo.
Lo dijo Émile Chartier de otra forma:
El tiempo es corto para el que piensa,
e interminable para el que desea.


Corazón y Cabeza, extraños vecinos que se encuentran
y se saludan recelosos: ciego uno, sordo el otro.
Enemigos íntimos que, invariablemente,
sigo invitando en mis días de cumpleaños.
Sólo un instante coinciden en la escalera:
mientras el primero sube de comprar las velas
el segundo baja con la digestión ya hecha.


Jesús Jiménez Domínguez, Frecuencias (Visor, 2012).

lunes, 19 de noviembre de 2012

Reseña de "Frecuencias" en Babelia

 
Publicado el 27-10-2012 en El País

lunes, 12 de noviembre de 2012

En el Festival Eñe (Madrid)

 
 
MANUEL VILAS
ÁNGEL PETISME
JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ
 
CÍRCULO DE BELLAS ARTES
MADRID
 
Sábado 17 de noviembre
20:00 horas
 
 
 

lunes, 29 de octubre de 2012

Presentación de "Arquitectura yo", de Josep M. Rodríguez


El próximo miércoles 31 de octubre, a las 20:00 horas, estaremos Manuel Vilas y yo presentando Arquitectura yo (Ed. Visor, Premio de poesía Generación del 27) y acompañando a su autor, Josep M. Rodríguez. Será en FNAC Plaza España, de Zaragoza.

lunes, 22 de octubre de 2012

Presentación de "Frecuencias" en Burgos

FOTO: Marta Martín Jorcano
 
 
jueves 25 de octubre
12:30 horas aprox.
 
 
TEATRO PRINCIPAL
PASEO DEL ESPOLÓN
BURGOS

lunes, 15 de octubre de 2012

En el Festival Periferias (Huesca)

El Festival Periferias presenta:

TRES EN RAYA.
MANUEL VILAS, ÁNGEL PETISME Y JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ

 
SALÓN AZUL DEL CASINO

HUESCA
Miércoles 24 de octubre
20:00 horas

lunes, 8 de octubre de 2012

Quien lo probó lo sabe: 36 poetas para el tercer milenio


Editada en la colección Letra Última, de la Institución Fernando el Católico (Zaragoza, 2012), la presente antología muestra un panorama de la poesía española publicada en las dos últimas décadas a través de una selección de la obra de treinta y seis escritores, entre autores consagrados y nombres emergentes, que comparten un espacio discursivo en el que las propuestas rupturistas conviven con las tradiciones literarias. Los textos recopilados presentan una lírica comprometida y posmoderna, realista y simbolista, provocadora y descarnada, irónica y urbana. La edición se completa con un estudio introductorio elaborado por Luis Bagué Quílez y con un apartado de materiales didácticos preparado por Susana Rodríguez Rosique.

Los poetas incluidos son Aurora Luque, Jorge Riechmann, Manuel Vilas, Roger Wolfe, Jorge Gimeno, Juan Antonio González-Iglesias, Álvaro García, Ada Salas, Luis Muñoz, Antonio Méndez Rubio, José Luis Piquero, Enrique Falcón, Lorenzo Oliván, Jesús Jiménez Domínguez, Javier Rodríguez Marcos, Mercedes Cebrián, Mariano Peyrou, Julieta Valero, Pablo García Casado, David Mayor, Abraham Gragera, Juan Carlos Abril, Miriam Reyes, Rafael Espejo, Martín López-Vega, Antonio Lucas, Carlos Pardo, Josep M. Rodríguez, Alberto Santamaría, Andrés Neuman, Vanesa Pérez-Sauquillo, Álvaro Tato, Juan Andrés García Román, Ana Gorría, Erika Martínez y Elena Medel.






lunes, 24 de septiembre de 2012

En Cosmopoética (Córdoba)




Martes 2 octubre


ENCUENTROS EN ORIVE
Debate sobre el estado de la poesía aragonesa
Conversación: Jesús Jiménez Domínguez, Manuel Vilas y Ángel Petisme
LUGAR: Palacio de Orive
HORA: 12.30
TROVADORES
Especial poesía aragonesa
Recital: Manuel Vilas, Jesús Jiménez Domínguez y Ángel Petisme
Concierto: Ángel Petisme
LUGAR: Teatro Góngora – Sala Polifemo
HORA: 22.00




lunes, 17 de septiembre de 2012

Cabo de Hornos (Tomasz Różycki)


CABO DE HORNOS
(POR TOMASZ RÓŻYCKI)

Partimos de mañana, la tierna autopista es como
una racha, un alcohol ligero, salimos del sótano a la luz.
¿Cómo fue posible que el paraíso infantil se redujera a cenizas
tan rápido? ¿Basta soplar? Partimos para siempre, somos

jóvenes, ante nosotros una nueva vida, y después otra media.
Llevamos maletas, el transporte vagará durante
muchas noches. Tenemos que decir algunas cosas.
Hay algunos objetos bellos que han perdido vigencia,

el dinero nos bastará hasta las primeras lluvias.
Tras la luna del coche el país es todavía gris,
de este gris pronto saldrán treinta y tres matices de negro
y el color de la sangre. Enterramos nuestra infancia,

es ya una cuestión religiosa. Pronto saldrán las sombras
y correrán por la carretera como una jauría de perros hambrientos.


[Traducción al castellano: Xavier Farré]

lunes, 10 de septiembre de 2012

Memoria (Carl Adamshick)




MEMORIA
(POR CARL ADAMSHICK)

Siento algo increíblemente pequeño
que podría convertirse en dolor

cuando deslizo una hoja de papel
bajo todo aquello
que dijo mi madre.


[Versión al castellano: J.J.D.]


lunes, 3 de septiembre de 2012

El mago (Joseph Stroud)


EL MAGO
(POR JOSEPH STROUD)

Cruzando la cañada desde el molino hay una parcela de césped
donde los gitanos tienen un burro atado a un árbol. A veces
atravieso el río y le llevo una manzana, sosteniéndola
como una rara joya. Él la contempla, se lleva toda mi mano
a sus suaves belfos de gamuza, y no sé decir cómo
ocurre, pero cuando retira su cabeza, la manzana ha desaparecido.


[Versión al castellano: J.J.D.]

lunes, 27 de agosto de 2012

Cucos (Dana Gioia)


CUCOS
(POR DANA GIOIA)

Los escuché una vez en Orly. Subiendo las montañas,
me detuve un instante en un saliente a descansar
y escuchar el distante río allá abajo―
cuando de repente comenzaron a llamarse entre sí
una y otra vez desde los árboles que cruzan el valle,
invisibles en las copas pero claros y luminosos
como un anillo de cristal contra el cristal.
No me moví, permanecí allí preguntándome
qué querrían, asombrado de que el folclore
hubiera hecho de su grito el presagio de una traición.

Así que ahora, al leer cómo los chinos trocaron
sus reclamos en Pu ju kuei, pu ju kuei
Vuelve a casa, debes volver a casa
entiendo al fin lo que ellos me decían
no entonces, en aquel valle profundo y verde,
sino aquí, esta tarde, en el recuerdo
devuelto por aquellos pájaros que nunca vi.


[Versión al castellano: J.J.D.]

lunes, 20 de agosto de 2012

lunes, 13 de agosto de 2012

"Frecuencias" en la revista Nayagua


FRECUENCIAS ELEMENTALES

Las cosas del mundo tienen su gracia y su misterio, emiten su secreto y es posible sintonizarlas, encontrar sus frecuencias, su cercanía al corazón. Frecuencias es el tercer libro del poeta zaragozano Jesús Jiménez Domínguez (1970). Le preceden Diario de la anemia y Fermentaciones (Olifante, 2000) y Fundido en negro (DVD, 2007). Este último fue ganador del Premio de Poesía Hermanos Argensola, que en los últimos años ha recaído en poetas nuevos que van creciendo en obra e importancia en el panorama actual: Martín López-Vega, Juan Andrés García Román o Luna Miguel. Con la publicación de algunos de sus textos en Campo abierto: Antología del poema en prosa en España, 1990-2005 y con el premio Hermanos Argensola Jesús Jiménez era hace un lustro un nombre para tener muy en cuenta en la poesía española joven. Con Frecuencias y el premio Ciudad de Burgos Jesús Jiménez se convierte en un poeta grande. Frecuencias se instala en las mejores tradiciones y Jiménez emite con la finura de un gran hacedor de metáforas, de un estricto modelador del verso: poesía de la ebriedad del todo, poesía de la física y de la metafísica y también poesía clara, directa, irónica, y que descree del lenguaje incierto y de sus metáforas antiguas.

Frecuencias es un libro con trama: avanza y retrocede perfilando líneas de contenido en torno a algunas imágenes: los paraguas negros, los árboles y sus derivados, la grieta en la loza, el puente entre la niebla. La sucesión de poemas se organiza en dos partes: “La vida secreta de los átomos” e “Intemperie”. Hay un poema introductorio titulado “Preparativos” en el que la realidad comienza a transmutarse en metáfora, comienza a emitir en “Frecuencias de onda corta”. Y hay un poema “Final” en el que las cosas vuelven a ser las de siempre aunque un poco “más dulces, más dóciles, más blandas”.

Las cosas son protagonistas absolutas de la primera parte, que se abre con una evocación creacionista, buscando la mirada inaugural de Adán, como pensara también hace cien años Vicente Huidobro. Aunque Jiménez prefiere citar al escritor norteamericano Charles Simic, son las Odas elementales de Pablo Neruda o las preocupaciones de Pedro Salinas en sus primeros libros (Fábula y signo y Seguro Azar) lo que se entrevé tras estos versos: el intenso trabajo sobre la metáfora más pura y festiva, la que tiende a la adivinanza, a la presentación naïf y elemental del secreto de las cosas; metáfora, greguería, concepto, creacionismo, adivinanza. A todo esto se añade una tentación muy contemporánea y posmoderna, la de reducir la ciencia a sus poéticos orígenes, a la historia natural, a la literatura didáctica. Y así la mención del Dioscórides y el Lapidario; el poema dedicado a Heráclito con su cientifismo humorístico; y la cita inaugural de Demócrito: “Sólo existen átomos y vacío”. De entre todas las cosas del mundo Jesús Jiménez se atreve con la rosa y hace un poema de amistad o de amor construyendo la rosa más transitiva de la historia, bordeando la rosa del otro Jiménez. Convierte a la piedra pómez –este poema, “Lapis Pumex”, es de mis preferidos– en una metáfora del áspero recuerdo.

La búsqueda de relaciones asombrosas entre el mundo de las cosas y el de los sentimientos se apoya en otro recurso originalísimo en Frecuencias que es el establecimiento de relaciones insólitas entre las familias de palabras: la sombra y la tormenta se relacionan con los adjetivos asombrado y atormentado; las hojas de los libros devoradas por la carcoma son hojaldre; por paronomasia se asocian amor y amortajar; también recrea la vallejiana asociación de nadar y nada; la de niebla y tiniebla; y compone la trascendente derivación de tiempo en intemperie. Trascendente porque, ya se ha dicho, “Intemperie” es el título de la segunda parte del libro, la parte dedicada al paso del tiempo y la muerte.

Poco a poco lo telúrico y lo elemental va dejando paso al poeta que escribe como la madreperla, desde el dolor del corazón, desde el daño interior. El tiempo aparece como una tensión insoportable entre el pasado, el presente y un futuro que no culmina. El paso del tiempo se materializa en la imagen de “El puente en la niebla”, poema que cierra la primera parte del libro.

El aire conceptual de las asociaciones insólitas y de los objetos imposibles constituye una suerte de reciclaje interminable de lo moral y de lo natural en el extraordinario poema “Árbol del tiempo”. En este texto toma la palabra un reloj de pared abandonado en un camposanto. El reloj habla como el “barquillo” de Catulo y entre las becquerianas ortigas de Cernuda:

Fui un reloj de pared pero hoy mi tiempo es la intemperie.
Me arrojaron a este camposanto y parezco un ataúd
puesto en pie, insepulto entre las ortigas y las tumbas.
Sin embargo, cuervos y termitas me creen
el tronco de un árbol que arrastrara la tempestad.
De tarde en tarde, un difunto se acerca hasta mí
para abonarme con los despojos de su cuerpo
y busca en vano ramas que podarme, brotes verdes,
o me riega con la esperanza de verme crecer.
(p. 46)

Los árboles se van haciendo recurrentes en esta segunda parte: crecen árboles, por ejemplo, de las patas de la silla de la cocina en una noche de insomnio. O como en la portada, dibujada por el propio Jesús Jiménez, donde aparece un antiguo poste eléctrico que tiene un Árbol adentro. Y dentro del árbol, la caja con que sueña el carpintero de la funeraria. El árbol es el origen de las cosas, la madera. Y es también “el final que me espera”.

Se atreve Jesús Jiménez con motivos románticos, el de la vida de los muertos y el también romántico cultivo del género del epitafio o el tema del destino al que no se puede escapar (“El madrugador”, muy recomendable) o el suicidio. Estos poemas tienen un aire jocoserio y encierran un descreído homenaje a algunas formas literarias de vivir la muerte –valga el oxímoron–. En esto también acierta Jiménez, que practica el vario stilo, y si por un lado trae un par de veces a colación el famoso soneto de Góngora de 1582 que termina “en tierra, en humo, en polvo en sombra en nada”, por otro escribe su epitafio medio burlesco y monta como Rigaut una “Agence générale du suicide” con sede social en Montparnasse.

En suma, Frecuencias es alta poesía de nuestro tiempo. Leer a Jesús Jiménez, un placer infrecuente.

MARÍA ÁNGELES NAVAL
"Nayagua", Revista de Poesía, nº 17
Julio 2012

lunes, 30 de julio de 2012

"Frecuencias" en El Periódico de Aragón


Miguel Ángel Ordovás escribe acerca de Frecuencias (Visor, 2012) en El Periódico de Aragón (12-07-2012)

lunes, 23 de julio de 2012

Poemas para mover el mundo


POEMAS PARA MOVER EL MUNDO



CAJA DE LAVA
ÁNGEL GUINDA
(Olifante, Zaragoza, 2012)

Después de Espectral (Olifante, 2011), libro de alucinaciones más que de iluminaciones, donde el poeta –como en una pesadilla soñada en voz alta– dialogaba con sus propios fantasmas, miedos y obsesiones personales, Ángel Guinda vuelve ahora a la actualidad editorial con un libro que retoma el mismo tono de Claro interior (Olifante, 2007) y en el que la reflexión marcadamente metafísica y existencialista convive con el activismo, ya sea desde el compromiso social o desde la fuerza arrolladora de la pasión amorosa, motores ambos para mover el mundo.

Estos “poemas escritos en tiempos de crisis”, como se reconoce sucintamente en el colofón del libro (¿puede existir una literatura que no parta de crisis alguna, sea ésta del tipo que sea?), se abren con un título ya emblemático, me atrevería a profetizar, en la obra reciente de Ángel Guinda: “Tal vez vosotros sabéis”. Ese “no sé” del poema inaugural, inteligente en su reiteración, y que ha fundado obras poéticas enteras (y ahora me viene a la memoria, por ejemplo, toda la poesía de Wisława Szymborska), resulta en Caja de lava la piedra base sobre la que se cimienta ese misterio de intentar nombrar por primera vez las cosas y que lleva al autor a ubicarse frente al mundo, con los ojos bien abiertos y desprovistos de prejuicios sensitivos: “Yo no sé qué preguntan al sol los limoneros. / Ignoro los secretos de las algas y de las medusas. / Tampoco sé si esto es un poema / o una pequeña galería de hormigas. / Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto”.

Desde hace ya muchos libros atrás, hay algo en la escritura poética de Ángel Guinda que nos permite contemplar la propia existencia como una prolongada despedida de cuanto hemos amado y disfrutado en vida. Es una despedida intensa, lúcida, sosegada, pero sin asomo de un patetismo excesivo e innecesario. En una de estas despedidas lacónicas podemos leer: “Mi autobiografía cabe en una palabra. Preguntó: ¿qué palabra? Le respondí: adiós”. Es decir, la vida entrevista como un hecho que, paradójicamente, sólo cobra un sentido inteligible y completo gracias a su propia naturaleza mortal: “Morir es traducir la vida”.

En esta larga ceremonia del adiós, el Guinda prevenido y senequista mantiene un constante pulso a brazo partido con el Guinda vitalista y jubiloso (merece mucho la pena detenerse en la lectura de esa epifanía que es el poema “Felicidad”). Sin embargo, en otras ocasiones, los dos extremos, los dos Guindas se encuentran, se tocan y se abrazan sin recato. Por ello, no sorprende que en “Taller de poesía”, poema de esa primera parte metapoética del libro, el urgente carpe diem de “Vivid, vivid al límite vuestra propia existencia” se prolongue con toda naturalidad (y permítaseme la expresión) hasta el carpe the end de “Avanzad mortalmente hacia la nada”.

En Caja de lava este Ángel desdoblado se presta a analizar a fondo la compleja naturaleza del ser humano con todo su desmoronamiento físico e ideológico (“Todo precario ya. La casa que es tu cuerpo / exhibe en su fachada escorchones o grietas”), desciende hasta las atormentadas paradojas de un mundo al que ama y aborrece con idéntica dedicación revolucionaria.

Resulta totalmente revelador que en “Sin los cinco sentidos” (título de la segunda parte del libro) no tenga más remedio que recurrir a un sexto sentido (el sentido de la inteligencia y de la intuición) para abordar el milagro inefable del amor. Es decir, desde el empleo de la sinestesia y la convivencia pacífica de los contrarios: “El glaciar que me quema eres tú. / Lo que llena el vacío eres tú. / El silencio que me habla eres tú”. Es una poesía, al fin y al cabo, del yin y del yang: nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. O dicho de otra manera: cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista, aquel que de algún modo la completa y complementa.

Pero dejando a un lado la fuerza de la pulsión amorosa como única arma posible para sobrellevar el nonsense existencial y el transcurso dictatorial del tiempo, seguimos por otra parte advirtiendo en Ángel Guinda su pródiga insubordinación ante los dictados oficiales, su eterno gesto beligerante frente a la agresión de los poderes políticos y financieros. Son estos, en efecto, tiempos propicios para la denuncia social, para las consignas contestatarias y solidarias, para la empatía con los más desfavorecidos: el poema “Desalojo”, con ese verso igualador y final a la manera de Quevedo (“Desalojados todos seremos de la vida”), es quizás –en este sentido– el botón de muestra más apreciable del libro.

Personalmente, uno es de la opinión de que cualquier poética, manifiesto o artefacto metaliterario, además de ser redundante, va siempre muy por detrás de la poesía de quien los escribe. De lo que no cabe duda es que la poesía de Ángel Guinda lleva felizmente a la praxis aquello que sus manifiestos (Poesía y subversión, Poesía útil y Poesía violenta) han venido propugnando a lo largo de todos estos años: una poesía que sea un arma cargada ya no de futuro (como señalaba Gabriel Celaya), sino de presente. Una poesía necesaria, urgente y “práctica”. Una “poesía terrorista” que intente combatir por medio de las ideas y de sus sombras (las palabras) las injusticias socio-políticas del sistema; pero que, igualmente, exalte la vida hasta las últimas consecuencias. Una poesía contestataria, metafísica, en extrema y continua tensión con una realidad que nos aprisiona y encarcela. En resumen, una poesía existencial y doliente de un hombre que se sabe perecedero y que despide el libro con un emotivo poema de aire un tanto juanramoniano: “Cuando, para mis pasos, / sea el aire una barrera infranqueable. / Cuando, menos yo, todo / siga aún vertical”.

JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ
Reseña publicada en el nº 103 de la revista Turia (junio de 2012)


lunes, 16 de julio de 2012

Presentación de "Incumplir los años", de Diego Chozas


Presentación del libro de Diego Chozas, Incumplir los años, que tendrá lugar en El Poeta Eléctrico (Residencial Paraíso, 1 - Zaragoza) el jueves 19 de julio a las 21:00 horas. Hablaremos del libro Enrique Cebrián Zazurca y un servidor. Amenizará la velada el cantautor Quique Artiach.

lunes, 9 de julio de 2012

Bigott meets Sergio Algora: Oh, Capital!






Oh, Capital! fue el último "experimento musical" de Sergio Algora entre 2005 y 2006. Además de Sergio (letras y samplers), colaboraban en él Borja Laudo aka Bigott (guitarras), Marisa (voz), Pablo 3mellizas (programaciones) y Pablo Malatesta (producción, programación y arreglos). Su única referencia sonora, este Tout l´amore deu, fue publicada en el recopilatorio Intersecciones y desencuentros que acompañaba al número 14 del fanzine Confesiones de Margot (abril de 2007). Tomando el nombre de Oh, Capital! (perversa desviación de aquel poema de Walt Whitman, "Oh, Capitán, mi Capitán") Sergio Algora buscaba nuevas formas de expresión basadas en muestras tomadas directamente de viejos vinilos, fragmentos superpuestos, uso de teclados analógicos y de juguete, etc.





viernes, 29 de junio de 2012

domingo, 17 de junio de 2012

Gracias, Sergio


Ésta es una de esas noticias que uno, aunque sospecha con fatalidad que va recibir un día, difícilmente se resigna a aceptar: DVD echa la persiana y dice adiós después de dieciséis años de buen hacer y más de doscientos títulos, entre poesía y narrativa.
Recuerdo el primer título de DVD que compré: Feroces, aquella antología recopilada por Isla Correyero. Comprendí desde el principio que estaba en el ánimo de la editorial crear literatura española y apostar por los jóvenes, por los que querían arriesgar, por los que parecían situarse en las afueras del cánon. Un día, un amigo me llamó para contarme que una conocida suya iba firmar contrato con una editorial joven y que deseaba conocer mi opinión al respecto. Nos presentaron: eran Miriam Reyes, que acababa de aterrizar en Zaragoza. El libro era Espejo negro. La editorial era DVD. Difícilmente pude aconsejarle nada acerca de contratos: jamás firmé uno en este sentido.

En lo personal, muchas cosas ocurrieron desde entonces: la llamada de Marta Agudo para la antología Campo abierto, la alegría por la publicación de Fundido en negro (2007), la satisfacción de lograr ponerles imágenes a libros de otros amigos o compañeros (arriba, las portadas que tuve la suerte de diseñar).

A Sergio Gaspar y a DVD les debo infinitas horas de grata lectura. DVD dio a la última poesía española títulos decisivos. Algunos son ya unos clásicos modernos y deberían figurar en los futuros manuales de literatura si antes la ceguera de nuestros políticos de turno no acaba con el sistema educativo y la consideración por las humanidades: Las afueras (Pablo García Casado), El cielo (Manuel Vilas), Los heridos graves (Julieta Valero), Mula muerta (Sebastià Alzamora), Adulto extranjero (Martín López-Vega) o La adoración (Juan Andrés García Román) son sólo algunos títulos de su impresionante catálogo poético. Y qué decir de los autores traducidos: Charles Simic, Billy Collins, Charles Wright, Basho... De quitarse el sombrero.

El trato con nosotros, los autores, fue siempre excepcional por parte de la editorial. Cuando publiqué Frecuencias, Sergio Gaspar me llamaba todas las semanas para analizar la marcha del libro, para discutir o informarme de algunos pormenores; pero, sobretodo, para comprobar que yo estaba feliz. Lo estaba.

DVD nos hizo felices, nos hizo lectores, nos hizo mejores. Gracias, Sergio.

Gaspar, el último rey mago de la literatura española. Cuánto nos regaló.

lunes, 11 de junio de 2012

"Frecuencias" según Antón Castro


FOTO: Lucía Bailón

"Jesús Jiménez es un buen poeta. Publica poco, trabaja con minuciosidad y realiza una obra sólida. Personal. Con sabiduría e inspiración de fondo. A veces, puede resultar críptica. Con Frecuencias ganó el premio Burgos de poesía y publica el libro en Visor: se trata de un poemario que tiene algo de fundacional, de mirada sobre el mundo y sus pequeños detalles, sobre el mundo y el tamiz vasto de creadores y de cultura, donde destaca un monólogo dramático de Alfonsina Storni, casi una reescritura de "Me voy a dormir", o una pieza espléndida sobre Ezra Pound, entre otros textos. La figura del poeta protagoniza muchos versos".

ANTÓN CASTRO
Heraldo de Aragón, 31/05/2012

lunes, 4 de junio de 2012

"Frecuencias" según Ariadna G. García

En "Culturamas", revista de información cultural en Internet.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Feria del Libro en Huesca


Lunes, 4 de junio de 2012


Firman:

Alejandra Acosta
Javier Hernández
Pedro Rújula
Aleix Saló
Luis García Montero
Jesús Jiménez Domínguez

Con Alejandra Acosta. Feria del Libro 2012 en Huesca.


lunes, 28 de mayo de 2012

"Frecuencias" según Martín López-Vega

En "Rima interna", blog de Martín López-Vega (versión digital del suplemento "El Cultural" del periódico El Mundo).

lunes, 21 de mayo de 2012

Retrato

JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ SEGÚN PABLO GALLO

Pablo Gallo (La Coruña, 1975) se formó en la Escuela de Arte Pablo Picasso de La Coruña y en la Escuela de Arte Massana de Barcelona. Ha recibido diversos premios por sus pinturas y videos y viene desarrollando una permanente labor expositiva desde 1995. En los últimos años su obra se ha centrado en establecer conexiones entre las artes plásticas y la literatura. Es autor de los libros “Hiperhíbridos” (El Gaviero Ediciones, 2011) y “El libro del voyeur” (Ediciones del Viento, 2010) que reúne 69 de sus dibujos eróticos circulares acompañados de textos de 69 escritores españoles e hispanoamericanos. Ha ilustrado el libro de Nacho Vegas titulado “Política de hechos consumados” (Limbo Starr, 2009). Ha colaborado con sus dibujos en revistas literarias como Quimera, La Bolsa de Pipas, Vinalia Trippers o Hermano Cerdo, en el periódico La Voz de Galicia y en la antología “Perversiones, breve catálogo de parafilias ilustradas” (Editorial Traspiés, 2010). En la actualidad vive en Bilbao.

lunes, 14 de mayo de 2012

Contar la realidad


Mi visión de Página en construcción, de Luis Bagué, en la revista digital "La Estafeta del Viento"

lunes, 7 de mayo de 2012

lunes, 16 de abril de 2012

No tiene título (Carlos Edmundo de Ory)

Con Carlos Edmundo de Ory. 1994.

NO TIENE TÍTULO
(POR CARLOS EDMUNDO DE ORY)

Cuando yo era niño un hada me regaló una catedral
Cuando yo era niño el color azul se puso de pie delante de mí
Cuando yo era niño llamaba de usted a los peces
Cuando yo era niño vi la sangre del mármol
y vi la mano de Dios tirada en un baratillo
y vi el arpa de David en el despacho de un banquero
vi también por primera vez la lluvia un lunes
Cuando yo era niño me metieron en una familia
pero en realidad yo era el jefe de los violines
Empecé a mentir empecé a orinar aguardiente
No sabía dónde guardar mis cosas
coleccionaba polvo
Un hombre extraordinario llegó a mi cama
y hablándome al oído me dijo:
"Yo soy el marido de la luna "
Siete veces me puse enfermo
Fue siempre a causa de siete sorpresas
No me está permitido enumerarlas salvo dos
La que tuve cuando vi las pestañas de mi ombligo
y la otra que me marcó para toda la vida
Era un tren que llevaba calles a las ciudades
Una vez me dio un beso un lobo
Cuando yo era niño me rompí
Cuando yo era niño mi maestro era un niño
el cual se clavó un clavo en la cabeza
Perdió el habla
De él recibía mensajes por escrito
Todo lo que sé hoy día
se lo debo al niño que me lo enseñó
principalmente el sánscrito
La primera palabra que aprendí a escribir
fue la palabra peine
Nadie sabe que es un verbo
Cuando era niño me escapé del colegio
y me fui a China
Hay muchas cosas que no puedo decir a nadie
casi todas se refieren a las matemáticas
Sobre la madera de los pianos no hay nada que yo no sepa
Un sacerdote me dijo lo que significa fumar
Sé que los sepultureros venden bufandas a los muertos
No he visto cosa más bella que la sombra del pavo real
Durante una hora sufrí el peor de los castigos
fue cuando me dieron de baja de niño en un convento
ya que molesté a las monjas con preguntas de teólogo
Siempre me interesaron las rodillas
En el frío del amanecer está la razón de todo
Cuando yo era niño traje una roca a casa
Coleccionaba saliva
Una vez entré con un caballo en una taberna
Me hicieron subdirector de los jugadores de bolindres
Cuando leí que en la Biblia se hablaba de Postismo
lo primero que hice fue comprarme un bañador
El niño que era mi maestro murió en el frente
Coleccionaba termómetros
Se supo en el gobierno que yo mentía
Planché una paloma para saber lo que es el pecado
y vi bajar de un barco lo que diré
(salvo lo que no me está permitido decir a nadie)
Vi bajar a un abuelo que estornudaba mucho
Vi bajar al inventor de los billares de bolsillo
arruinado llorando
y vi bajar a un bailarín famoso que se me acercó diciéndome
-Sabes rosa mía que he venido hasta aquí
para tocar el corazón de los limpiabotas.

lunes, 9 de abril de 2012

Una brizna de hierba (Brian Patten)



UNA BRIZNA DE HIERBA
(POR BRIAN PATTEN)

Me pides un poema.
Te ofrezco una brizna de hierba.
Dices que no es suficiente.
Me pides un poema.

Digo que basta una brizna de hierba.
Se vistió de rocío.
Es más inmediata
que cualquier imagen mía.

Insistes en que no es un poema.
Se trata de una sencilla brizna de hierba y la hierba
no es lo suficientemente buena.
Te ofrezco una brizna de hierba.

Estás indignada.
Dices que es demasiado fácil ofrecer una brizna de hierba.
Y que es absurdo.
Cualquiera puede ofrecer una brizna de hierba.

Me pides un poema.
Y entonces escribo una tragedia acerca
de lo complicado que resulta ofrecer
una brizna de hierba

y de cómo a medida que se envejece
es más difícil aceptar
esa brizna de hierba.


[Versión al castellano: JJD]

lunes, 2 de abril de 2012

Pecado capital (Daniel Jonas)

PECADO CAPITAL
(POR DANIEL JONAS)


La Victoria de Samotracia
resume más o menos mi historia
sentimental: todas tenían cuerpo
e incluso alas
pero poca cabeza.


[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]

martes, 27 de marzo de 2012

Cementerio de Veteranos (Dana Gioia)



CEMENTERIO DE VETERANOS
(POR DANA GIOIA)

Las ceremonias del día han terminado,
abandonadas al desfile del cuervo harapiento.
Las banderas se despliegan en la procesión de las orugas.
Las coronas caen sobre las lápidas ensombreciéndolas.

Qué discretamente se reúnen las palomas junto a la entrada
como almas que no tuvieran ni cielo ni averno.
La hierba reclama pacientemente su propiedad perdida
donde un ángel de piedra se erige en centinela.

Las voces que susurran en las hojas consumidas,
enfermizas y atroces, ¿qué pueden esperar
cuando cada estación se nutre de la anterior
y el verde del verano arde con el fuego del otoño?

El ocaso es un solitario hilo de luz
cosido a los jirones de un sauce deshojado,
mientras las ramas languidecen una a una
y el tiempo se riza como un papel que amarillea.


[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez. Publicado en el nº 96 de la revista Clarín]

miércoles, 21 de marzo de 2012

jueves, 15 de marzo de 2012

Contraportada de "Frecuencias" a cargo de Rómulo Bustos

Rómulo Bustos







¿Cómo escribir Poesía después de la Poesía? El poeta camina extranjero por un ya desforestado bosque de símbolos, suspendido tan sólo del frágil hilo de su afónica voz que, de algún modo, pretende salvar la insomne Canción, la real fantasmagoría de la Canción. Es verdad: la Alegoría ha muerto, como declara este poemario; pero en su lugar quedan esas enigmáticas ondas de baja frecuencia que pueblan el Universo de Jiménez y que en su mudez dicen el misterio. Jesús Jiménez lo sabe. Por eso, si a su oído izquierdo susurra el demonio de Demócrito, por el derecho susurra el demonio de Valéry desdiciéndose de que el resto sea sólo literatura. Por eso se esmera en hacer del árbol un ataúd para que la deseante imaginación del lector lo reconstruya con todas sus ramas, sus flores y el fulgor de sus frutos. Ciertamente el corazón y la cabeza son enemigos, pero en su disputa arman una extraña música, con el bífido Ángel de Schlegel dirigiendo, en lejanía, la disonante sinfonía de la ironía infinita… Jiménez, como el hilarante Demócrito, conoce la terapéutica del humor, pese a los corrosivos venenos diseminados en su palabra, o precisamente por ello. Poesía desasosegada, inteligente y lúdica, de súbitos juegos de palabra, de quiebres y giros de ritmo, de elaborado y limpio lenguaje que tiende inusitados puentes entre las diversas zonas de la experiencia, haciéndose sorprendente en su mestizaje. Jiménez es el paradójico nada-dor que, con la disolvente materia del tiempo y su rostro más nefasto (la muerte), urde o deja entrever -acaso a contravía de sí mismo- una sugestiva “metafísica” de la inmanencia contra la soberanía de la Nada.



RÓMULO BUSTOS AGUIRRE

lunes, 12 de marzo de 2012

Dos poemas de "Frecuencias"

Foto: Ana Muñoz




La Estafeta del Viento (la revista digital de poesía de la Casa de América, de notable presencia en el ámbito latinoamericano) publica, a modo de adelanto, dos poemas de Frecuencias, de próxima aparición.


Uno de ellos es éste, que abrirá el libro:


FRECUENCIAS DE ONDA CORTA

Vas a comenzar un viaje.
Atravesarás arenas movedizas,
bancos de niebla, pozas insondables.

Disponte a percibir las señales secretas
que las cosas de la tierra emiten para ti.

El insecto que vuela a tu alrededor,
¿qué contraseña, qué promesa de jardín te trae?

El fuego blanco de la nieve en las copas,
¿logró acallar el fuego verde de los árboles?

La hoja que, a orillas del río, se separa
de la rama del arbusto y cae, ¿podrá unirse
a la rama exacta del agua sin que la rompa?

Llegan ondas de un lado al otro de tus sentidos:
lograste sintonizar un dial secreto del mundo.

Pero te detienes al borde de esta página
y hallas una frecuencia en tu interior,
una transmisión. Un mensaje de ti, atiéndelo.
Es tu corazón paciente: ese traductor,
ese amanuense, ese oficinista incansable
poniendo comas veinticuatro horas al día
a cuanto el asombro profusamente le trae.

lunes, 5 de marzo de 2012

Semblante de Ángel Guinda

Con motivo de la presentación de Caja de Lava (Olifante, 2012)





Ángel Guinda llevaba mucho tiempo siendo una leyenda en esta ciudad cuando lo conocí hace una veintena de años. Recuerdo el primer encuentro del iniciado con el maestro: aunque tuvo lugar en una librería ya desaparecida, el recuerdo sigue en pie y permanece. Yo, que ante todo deseaba ser poeta sin saber todavía el esfuerzo que lleva consigo, iba acompañado de un amigo que hizo las presentaciones. Ángel, que acababa de conocerme en ese preciso instante, se apresuró allí mismo a comprarme su Claustro, aquel libro de la editorial Olifante que recopilaba sus poemarios anteriores. Me dijo: “Este libro, aquí, en la librería, es sólo una lápida. Entre tus manos tendrá más vida”.

Ángel Guinda es así: su tremenda generosidad, su más que demostrada atención hacia los poetas más jóvenes y su agitadora concepción de una poesía útil y comprometida le incitan a este tipo de filantropías. Por otra parte, aunque Ángel trata a todos sus amigos de hermanos, en nuestro caso el parentesco es más que asumible. Puesto que nuestros padres se conocían y trataban como hermanos, resulta más que probable que –cuando menos– seamos primos. Si no primos carnales, sí primos espirituales en lo poético.

Sabemos que Ángel recibió el sacramento de la poesía en plena calle, a la intemperie, cuando contemplaba en el actual Paseo de la Constitución la estatua de una pareja de amantes al resguardo de un paraguas. Fue una imagen proverbial, porque desde entonces la poesía ha sido ese paraguas con el que Ángel se ha enfrentado a las inclemencias y a los rigores existencialistas de la vida. Un paraguas que ha pasado de mano en mano. Un paraguas público y fraternal. Un paraguas amplio y frondoso a cuyo cobijo generaciones más jóvenes de poetas se han arrimado en algún momento de sus vidas y de sus obras.

Ángel Guinda fue en los años de la Transición un inconformista, un rebelde, un poeta que portaba en el ojal de su gabán las flores del mal. Quiso hacer la transición él solo, aquí en Zaragoza, cuando la ciudad era todavía aquella Zaragoza gusanera de Miguel Labordeta. Una transición de dos minutos, de exaltada caligrafía y firme pulso jacobino, en la pared de un bar. Pagó por la libertad el precio de la censura y de la persecución judicial. Marchó a Madrid y se aplacó un tanto: su poesía se hizo más filosófica, más intimista, más destilada gracias al tamiz del aforismo y de la paradoja en su afán por nombrar lo inefable y lo absoluto. No por ello su poética perdió un ápice de juventud. Ángel Guinda morirá (por supuesto dentro de muchos, muchos años) siendo quizás el poeta más vitalista y joven de cuantos conozco. Acaso no le dejen entrar en el club privado de la muerte por creerle menor de edad. Mejor para nosotros.

Junto a aquel libro regalado hace más de veinte años, Ángel Guinda me regaló, si cabe, algo más importante: unas palabras escritas de su puño y letra que, después de todo este tiempo, siguen resplandeciendo como el primer día y dicen la verdad: “Ser poeta no es una profesión, es una posesión”. Y un destino, añadiría yo. El de todos aquellos que son convocados para llamar por su nombre de pila las cosas más feroces de la vida con el fin de intentar amansarlas, de domesticarlas, de someterlas: el paso del tiempo, el dolor, la injusticia, la muerte. Una alta misión secreta que Ángel Guinda sigue llevando a cabo con perseverancia, con dedicación de orfebre, con férrea honestidad. Caja de lava es sólo el último episodio de esa misión secreta, de ese destino ineludible, de esa posesión poética en la que sólo la palabra es el único exorcismo posible.